l Tropezando con melones - Blog de David Torres: Utilidades del príncipe Carlos

David Torres, escritor, guionista y columnista

Tfno.
917 025 016

Estás en Home » Blogs » Tropezando con melones - Blog de David Torres

martes, 22 de julio de 2008

Utilidades del príncipe Carlos

Creo que toda persona humana (no necesariamente súbdito británico) se habrá preguntado alguna vez sobre la utilidad del príncipe Carlos. Que no es lo mismo que cuestionarse la utilidad o inutilidad de la monarquía. Hace unos días, en plena Semana Negra de Gijón, a una escritora mexicana le dio por reírse de la monarquía española, a llamarnos obsoletos y otras cosas por el estilo, y entonces ahogué mi natural vena republicana y le contesté que entre los diez países más adelantados del globo terráqueo había varias monarquías: Japón, Reino Unido, Noruega, Dinamarca, Suecia... Con una risita me preguntó cómo se sabía si un país era retrasado y yo le contesté que era fácil: por su distancia natural con México.




A mí el debate sobre la monarquía ni me va ni me viene: creo que hay tropecientos problemas mucho más acuciantes que esa institución caduca, costosa y ridícula que, sin embargo, de algún modo, cumple su función (piensen si no en el presidente de México). Ahora bien, uno ve al príncipe Carlos de Inglaterra (uno lo veía más antes, cuando le daba por salir en las fotos) y se pregunta: ¿para qué sirve este hombre? Con esa reina madre que lleva camino de batir el record mundial de longevidad de un galápago, no parece que Charlie vaya a estrenar la corona cualquier día de éstos.

Como el de Beckelar o el de Maquiavelo, Charlie se va a quedar de príncipe toda su vida. Su boda con Lady Di (la rubia más cursi que quepa imaginarse, que Dios tenga en su gloria) iba para ceremonia del siglo pero luego se quedó en portada del Hola y acabó desembocando en matrimonio frustrado y en divorcio sonadísimo. Después de varias aventuras y desventuras principescas, Charlie se lió con una tal Camila más fea que un pie con papilomas, pero al menos sirvió para mostrar algunas de sus utilidades. 'Quiero ser tu tampax' dijo en una grabación erótica telefónica que algún desalmado vendió a la prensa rosa: una de las declaraciones de amor más húmedas y profundas que jamás se hayan hecho.

Sin embargo, Charlie cumple una función valiosísima sólo en función de su nacimiento. No me refiero a esa gilipollez de la sangre azul, sino al hecho de que, para el día en que nació, encargaron una pieza de música fabulosa que una vez oí por Radio Dos y que me dejó sobrecogido de belleza. La obra se titula Suite para el nacimiento del príncipe Carlos y es una de esas cosas que le salen a un compositor sólo una vez en la vida, sobre todo a un compositor como sir Michael Tippett, que es un plasta de mucho cuidado. Recuerdo que yo una vez le regalé a mi amigo Urceloy una ópera de Tippett que iba sobre Príamo o sobre Aquiles o sobre la puta madre de ambos, pero un soberano coñazo, vamos.

Ahora bien, ya sea por la pasta del encargo o por el miedo a la venganza real, Tippett dio el do de pecho y se largó cinco movimientos que parecen escritos por su primo, el de México. Me pasé años buscándola en cualquier disco, forma o soporte hasta que el otro día me acordé de ella y puse a trabajar la mula, que no sabe de discográficas ni de distribuidoras y que chupa y chupa día y noche. Aprovechen que todavía la tengo en el zurrón. El disco viene con tres sinfonías que serán, con toda seguridad, pura morralla, pero la Suite no se la pierdan. Para que luego digan que no sirve de nada el príncipe Carlos.

Etiquetas: , , , , , ,

16 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sepa vuecencia, miser Torres, que es para mi un grato consuelo saber que el citado Michael Tippet tiene algo audible e incluso de talante gozoso y que partiré raudo a galopar la mula. El sufrido Urceloy me confiesa que no llegó a oír nunca completa la ópera que le suministró, El Rey Príamo, pero que le es de suma utilidad cuando en sus labores académicas quiere demostrar la sutil diferencia entre una orquesta de cuerda y cuatro lavadoras centrifugando.
Parece ser que el Tippet ese, dicen, tiene otrosí un cuarteto de cuerda sobre temas irlandeses y unas piezas sencillas para piano de agradable factura, pero no puedo aseverar tales afirmaciones, que bien pudieran ser un bulo y en la mula mulera no hay reflejo.

Lo que sí es cierto es que fue profesor de armonía de Benjamin Britten, pero que éste se pasó pronto a las tutelas de Frank Bridge, lo que le sirvió, años después, para homenajear al último con sus excelentes Variaciones sobre un tema de Frank Bridge.

La memoria de Urceloy, que a veces es buena y otras no tanto, le dice que también Britten hizo algo similar con Tippet, pero no homicidio, lo que hubiera dejado al orejas sin nanas. Me dice que le diga que no deje de "emular" el cuarteto para cuerdas nº 2 de Korngold y que ya le tiene preparado un CD con la sinfonía y el concierto para piano para la mano izquierda del mismo.

Aplíquenselosqueleenycabalguen,cabalguen García

23 de julio de 2008, 4:34  
Anonymous Anónimo said...

Vaya, Sr. Torres, ¿existe algún delito tipificado como apología de la emulación, o algo así? Igual Ramoncín empieza a mosquearse con usted, aunque como no son artistas nacionales lo mismo le da, no sé.

Tomo nota, en cualquier caso, y agradezco las sugerencias suyas y las de sus lectores. A la postre, aprenderé algo, que ya es mucho.

23 de julio de 2008, 8:26  
Blogger David Torres said...

No sé por qué te regalé aquel martirio chino, la verdad, a lo mejor fue una apuesta. Seguiré sus consejos.

Dan, sí, supongo que me fusilarán cualquier día de estos y ni siquiera entrará en consideración la absoluta imposibilidad de encontrar ese puto disco por los canales comerciales de siempre.

23 de julio de 2008, 8:35  
Anonymous Anónimo said...

Genial tercer párrafo. Menos mal porque al final del segundo me estaba cayendo dormido.

JF.

23 de julio de 2008, 10:02  
Anonymous Anónimo said...

El príncipe Carlos sería el primer Tampax con alitas...

Como piropo no tiene precio. Es fino, fino, fino. Digno de la realeza.

Del tal Tippet, primer noticia. Si lo encuentras, me lo pasas y me hago complice de tus delitos.

Javier "Let it bleed" Jagger

23 de julio de 2008, 10:49  
Blogger Luis Amézaga said...

Carlos lucha contra el cambio climático buscando nuevos combustibles para su Aston Martin. Ahora funciona con vino. Cosas así justifican toda una existencia, o dos.

23 de julio de 2008, 12:31  
Anonymous Anónimo said...

Torres, ¿tú que opinas de Thornton Wilder? No, no busques relación con tu texto. Tampoco es una coña. Es una pregunta sin más, como ves, y la hago aquí porque no sé dónde hacerla si no.

23 de julio de 2008, 13:01  
Anonymous Anónimo said...

Perdona David, pero esta vez creo que te equivocas y la Suite que mencionas no es lo único digno que el Príncipe Carlos ha logrado con su influencia. En 1970, cuando el Príncipe contaba con 22 añitos, un equipo de ingenierios de la Royal Instruments fabricó a petición del propio Carlos unas "superorejeras", pues cuando nevaba en las tierras británicas la Reina no le dejaba salir a la calle, ya que se le ponían las orejas rojas y se le confundía con una señal de stop de doble sentido que provocaba enormes incidentes de tráfico al pararse Carlos en un paso de cebra. Todo cambió gracias a las "Superorejeras" y los conductores dejaron de salir desorientados a la carretera. Las multiples aplicaciones de las "Superorejeras" llegan hasta nuestros días. Hete aquí la prueba:
http://img.xataka.com/orejeras_calientes.jpg

23 de julio de 2008, 13:15  
Blogger David Torres said...

Mmmm, muy bueno, pero hay algo que falla en su argumentación y es la casi total ausencia de pasos de cebra en Londres, como sabe cualquier admirador de los Beatles.

Maria, no he leído a Wilder, mea culpa. Pero un tipo capaz de titular un libro "Los idus de marzo" merece todos mis respetos.

Luis, ignoraba lo del vino como combustible, aunque un tío mío lo utiliza mucho, sí.

Javier, ¿con que Jagger, eh? Ya me lo dirá Vd. esta noche a la cara.

Señor Fouz, pues lo del tampax es muy conocido. Mira que dormirse en un párrafo. Yo necesito una página por lo menos.

23 de julio de 2008, 13:23  
Anonymous Anónimo said...

A mí me hubiera gustado ser el tampax, o mejor la fusta del maestro de equitación bien metidita dentro, de Diana.
Tenía la carita más erótica que he visto nunca.
¡Pero tampax de Camila! Puag.
Al tippet ese lo usaba yo mucho, líquido, pero con la llegada del ordenador pasó a la historia.
Sprinstin, un petardo.
La peli de la chelista me puso los pelos de punta.
A reina isabel mola en el retrato que le hace Alan Bennet en "Una lectora poco común".
Saludos.
Román Piña (no confundir con romar)
Carlota, espero tu hoja de suscripción y cuidado con las copas esta noche.

23 de julio de 2008, 19:08  
Blogger A. Rómar said...

Y no confundir romar con Rómar tampoco.

23 de julio de 2008, 19:27  
Anonymous Anónimo said...

Tienes razón Román, sé que lo tengo pendiente, pero como vi que era trimestral y tengo una irrefrenable tendencia al último minuto, contaba con que tenía tiempo de sobra, pero sí te la mando en breve. Ya te contaré cómo va el fanómetro.
Carlota

23 de julio de 2008, 20:06  
Anonymous Anónimo said...

Thorntor Wilder es un escritor de obra corta pero intensa. Los Idus de Marzo es una novela excelente formulada por medio de cartas y documentos que entre los personajes de la historia, el asesinato de Juluio Cesar, se construye, y donde el lector es el verdadero protagonista. También es autor de la no menos exigente y genial "El puente de San Luis Rey", una novelita corta pero muy intensa sobre esa pequeña minunia llamada casualidad o destino. Imprescindibles.

García

24 de julio de 2008, 13:18  
Anonymous Anónimo said...

Sólo quiero dar a conocer un hecho insólito.

Una chica de mi oficina ha puesto la foto del príncipe Carlos sobre la mesa a modo de decoración, como otra pondría a George Clooney.

Este hecho es verídico, mi imaginación no alcanza para tanto.

¿Vale como utilidad decorativa del príncipe Carlos?

24 de julio de 2008, 15:48  
Blogger Andrés Pérez Domínguez said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

24 de julio de 2008, 20:21  
Blogger Libertymad said...

Tu criterio para medir el nivel de desarrollo de un país (distancia con México) es absolutamente incontestable. Mejor el príncipe Carlos que cualquier presidente que México haya tenido desde su fundación. No soy monárquico, pero la monarquía me hace mucha gracia menos cuando nuestro rey se abraza a los príncipes saudíes y ellos, agradecidos, le regalan un Rolex, algo muy mexicano.

4 de agosto de 2008, 14:12  

Publicar un comentario

<< Home

© 2006 Hotel Kafka. C. Hortaleza 104, MadridTfno. 917 025 016Sala de PrensaMapa del SiteAviso Legalinfo@hotelkafka.com