Quimicefa

Cristo nos lavó con su sangre del pecado original, pero la filosofía y la ciencia se empeñan en recordarnos a todas horas que venimos jodidos de fábrica. La enfermedad es nuestra naturaleza, nuestra garantía sellada. Por eso mismo Violeta Santander puede igualar el coma de Jesús Neira con los ataques de mala leche del bestia de su novio. Ambos son enfermos: Neira por culpa de un puñetazo propinado a traición; Puerta, por el abuso de las drogas. Al profesor no lo machacó el carácter furibundo de un chulo de barrio, sino la cocaína, el alcohol: todas esas sustancias que suspenden la moral y convierten a Puerta en un transitorio energúmeno.
Es el mismo argumento socrático de que no hay culpables sino ignorantes. Sólo que aquí el asesino no es la sociedad, sino la química. Puerta está invalidado para la responsabilidad penal del mismo modo que un ciclista atiborrado de EPO. Todos somos más o menos enfermos, más o menos culpables de antemano. Mientras tanto, día a día, la ciencia no deja de sorprendernos con la noticia de que nuestra libertad se diluye en la probeta de un experimento destinado al fracaso.
Por ejemplo, los hombres estamos programados para ser infieles por culpa de un gen, el alelo 334. Los más guarretes de entre todos los machos poseen hasta dos copias del puñetero gen, como si llevaran un condón de repuesto en la cartera. Al final, lo que creíamos adulterio, una eficaz y romántica maniobra de seducción, no era más que un ballet de hormonas. No vivimos nuestra vida, sino que, como decía Schonpenhauer, es ella la que salta con nuestras tripas a la comba.
Lo que se les ha pasado por alto a estos brillantes científicos suecos es el inevitable corolario machista que se desprende de sus investigaciones. Sin el gen alelo 334 en su dotación cromosómica, las esposas infieles se han quedado sin coartada hormonal a la hora de repartir cornamentas. Es decir, que las mujeres son infieles porque les da la gana, no porque las empujen sus antepasados.
También hay críticos que creen que el talento verbal de Shakespeare era culpa de la marihuana. Desde la manzana de Adán, los grandes crímenes y las obras maestras son fruto del dopaje. Pero es que Adán, Shakespeare, Puerta, Sócrates, usted y yo sólo somos los juegos malabares con que jugaba Dios en su etapa quimicefa.
(Publicado originalmente en El Mundo el jueves 4 de septiembre de 2008)
Etiquetas: david torres, Quino, Schonpenhauer, Shakespeare, Sócrates
20 Comments:
Yo siempre pensé, aunque por no ser científico carezco del uso ontológico de la verdad, que si un tipo era infiel también era porque una propia hacía lo idem. Vamos, que en eso había mucha más paridad que en los porcentajes escañistas, valga el exiemplo. Y me produce cierta amargura natural, ya que yo, poseedor del curioso gen,lo debo tener bastante atrofiado pues non ricordo haberle puesto las astas a novia alguna con señora casada o emparejada ad hoc. Si haber probado los desencantos del puterío con resultados bastante mediocres. Algun día, cuando sea rico, lo invertiré en un buen burdel, como el probo San Agustín, que siendo putero llegó a filósofo y a santo, que tanto da.
Por otra parte bien decía cierta alumna ya entrada en edad que cierta vez tuve, que no hay mujer que se precie a sí misma si no tiene por lo menos un marido y dos amantes. Saquen conclusiones y mucho cuidado al pasar por las puertas, caballeros.
Locodeamores García
Pero por mucho que se empeñen en decirnos : No,no somos libres, no podeis luchar contra lo que se lleva inscrito en los genes, vease, sexo, muerte, venganza, envidia, violencia, lujuria, no mirareis mas alla ni saldreis nunca del terruño. Por mucho que digan, eso no es cierto. Y somos libres, podemos ser libres, si ser libre significa saber lo que soy, por que lo soy, lo que quiero, por que lo quiero, lo que no hago y por que no lo hago.
Aunque eso solo suceda despues de sortear un monton de obstaculos y sobrevivir a ellos.
El mas peligroso de todos : La familia.
Seguramente Emma, no tienes hijos. Cuando los tengas verás que no puedes seguir manteniendo ese postulado de que la familia es el más peligroso de los obstáculos para la libertad
Hace años que, siguiendo el modelo americano (bastante simple) todo se atribuye a la genética y así queda justificado. Por otra parte, el dominio del hombre sobre la mujer está avalado por casi todas las religiones. También al sexo masculino se le llama el sexo fuerte (o al femenino, débil, es igual). Sexualmente la mujer es más potente que el hombre, puede tener un montón de orgasmos y puede disfrutar más. También puede embarazarse y tener hijos. El hombre, no y de ahí ese deseo ancestral de dominio.
Luego está el otro estereotipo de que la mujer es y ha se ser virtuosa para agradar al hombre (todo aquello de la virginidad). La mujer, durante siglos ha sido educada para reprimir su sexualidad (tener placer es de putas; hay que cumplir con el "débito" conyugal y dar placer al salido del marido).
Por mi profesión sé de las infidelidades de las mujeres y no sé si se equiparan a las de los hombres, pero no debe haber mucha diferencia. No imaginas la de hombres que cargan con hijos que no son suyos y ni se enteran.
Lo de la tía esa, defendiendo a su novio, me pone tan enferma que prefiero no tocarlo. Un abrazo y enhorabuena por el post.
Cuando tenga hijos, mi querido Corto Maltes, intentare que aprendan a ser libres o que no teman serlo. Porque libres han de ser. Mientras eso sucede los cuidare y amare pero no dejare que mis carencias y mis frustraciones se conviertan en un sedimento que alimente sus miedos. Muchos padres usan a sus hijos como barreras y les inoculan sus torpezas y miedos evitandoles crecer independientes. En España la "mamma" no tiene nada que envidiar de la italiana. La familia normalmente obstaculiza la libertad del individuo porque dentro de ella no hay tampoco libertad, puede que haya amor mal entendido, posesion, envidias, miedos y mucho chantaje emocional. No tengo hijos pero tengo una familia, yo soy hija asi que creo que puedo mantener con conocimiento y razones mi postulado.
García, recuerde lo que decía San Guti: "Señor, dame castidad, pero todavía no".
Emma, si no somos libres, entonces apaga y vámonos. Yo sí creo en la libertad individual y en la responsabilidad penal, a pesar de todas sus limitaciones. Si no, seríamos versiones más o menos lamentables de una triste naranja mecánica.
Oyana, no le falta razón, pero las cosas van cambiando. Es jodido tocar el tema ése de las diferencias entre sexos porque pinchas un montón de tópicos de ambos bandos. Un día le contaré lo que pienso sobre eso de que el hombre sea el único macho mamífero sometido a período de celo indefinido durante doce meses al año.
Emma, Corto, se han metido en un debate peliagudo y con puntillas personales además. Emma, creo que la familia es una estructura imperfecta pero, como la democracia, es la peor de todas las posibles con excepción del resto. Me gusta la definición que da John Irving de la familia: "Es como un hospital. No es el mejor lugar donde estar, pero es el mejor lugar si necesitas cuidados".
David, yo no estoy en contra de la familia. Estoy en contra de lo que la familia en nombre de la familia hace con algunos de sus miembros. Y eso es algo que cualquiera puede ver. No hace falta que sea una situacion tragica tipo monstruo "Fritz" basta con un "ya no me quieres" o " hazte cargo de los negocios de tu padre". Cosas asi.
Por otro lado me encantaria que explicaras tu teoria sobre por que el hombre, ese mamifero que camina erguido, esta en celo hasta cuando no deberia estarlo ( a los ochenta y tantos). Mi teoria es que la unica manera que la Naturaleza encontro para mantenernos sobre la faz tierra fue dotandonos de un apetito sexual no restringido a edad ni a genero ni a condicion social. Solo asi se explica nuestra supervivencia.
Digamos entonces que son ciertas familias, y por ende ciertas personas, las que coartan la libertad. Eso ha sido siempre así y siempre lo será. Generalizar, Emma, no sirve de nada. Y el primer paso para ser libre es querer serlo. El segundo paso es luchar por esa libertad, pese a todo y pese a todos.
Me gusta la definición, David, que da Irving, del que eres gran admirador. Pero me quedo con Esquilo cuando decía: "No considero nada vergonzoso honrar a los hermanos". Hoy el actual modelo de sociedad pone en entredicho incluso esto. Y sobre la libertad, Emma, te citaría a Kant: "la libertad no precede al deber, sino que es una consecuencia de él".
Salud
¿Que significa infidelidad? ¿Es que no se puede querer, apreciar, empatizar, e incluso, amar a mas de una persona?.
No me considero infiel a mi pareja, ni quiero que me culpen a pesar de que los genes no están a mi favor por querer, apreciar, empatizar y amar a alguien mas.
Estoy de acuerdo con Kant Corto Maltes. El deber y la libertad estan intrinsicamente unidos. La libertad es para mi saber lo que espero de mi, no abandonarme a una vida anarquica ignorando al deber. Ser libre es un concepto sutil y muy personal, supongo, y lo ideal seria que cada ser humano encontrase el suyo.
En cuanto a lo de generalizar. Por supuesto que se ha de generalizar, seria imposible hablar sin hacerlo. Las familias son en general tan grande fuente de conflictos y tan determinantes para lo que el individuo sera o es que en este caso creo que se puede generalizar. Las familias que alientan la libertad de sus miembros son casos muy aislados. No he conocido a ninguna, y he conocido muchas familias, como supongo tu tambien.
Todos soñamos ( generalizo a conciencia) cuando eramos pequeños tener una familia diferente. Todos creimos alguna vez que nuestros padres eran siempre los peores y envidiabamos a los padres de Pepito el del quinto.
Pero que tener una familia es algo maravilloso no lo dudo.
De hecho la gente no puede vivir sin ella.
Nadie deberia vivir sin ella. Te engancha a alguna parte. Te sujeta.
La muerte de un hermano es una de las cosas mas inexplicables. El hermano muerto te hace que el amor que le tenias te explote de golpe en el pecho ( siento la metafora)
Creo que aquí, Emma, lo de honrar a un hermano, se refiere a respetar y tenerle en alta estima, no hacerle un funeral vikingo.
Ya me dirán ustedes de qué iban a vivir los terapéutas si no fuera por la institución familiar. Sin ir más lejos, la Asociación Española de Psiquiatría nos manda a mis parientes y a mí mismo un taco de vales de descuento cada navidad.
Fdo: Cecilio Cencillo, coetáneo
Lucas, no se en que contexto se movia Esquilo cuando dijo " No considero nada vergonzoso honrar a los hermanos". He deducido que se referia a los hermanos muertos. Pero un funeral vikingo tampoco es tan mala idea. Yo lo veo mejor que uno catolico, con un cura hablando de cosas que los vivos no entienden.
Para un funeral vikingo hay que decir las palabras adecuadas:
"He aquí que veo mi padre...He aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y a mis hermanos.... He aquí que veo el linaje de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman. Me piden que ocupe mi lugar entre ellos, en los atrios del Valhalla, el lugar donde viven los valientes, para siempre".
Insuperable.
Es precioso Nostromo. No lo sabia.
Lo recitan en "EL Guerrero número 13" con algunas variaciones del original
Grandes tipos estos vikingos que sólo pedían poder morir con una espada en la mano (no voy de violento, entiéndase la metáfora)
La chica del millón de lágrimas
JUAN BONILLA
Así que va uno a ver una obra maestra alentado por todos los especialistas que, a la vez que han condenado El aviador de Scorsese, aseguran que Million dolar baby de Clint Eastwood recobra el pulso enérgico de los grandes clásicos de los 50. Y se sienta uno en la butaca pensando que manda huevos que Eastwood le haya ganado el Oscar a Scorsese con una película sobre boxeo, cuando a la mejor película sobre boxeo que se ha hecho nunca no le dieron el Oscar, parece una especie de broma de mal gusto, de jódete Scorsese.
Tampoco va uno con afán comparativo: salió de El aviador fascinado por la maestría del director, como si hubiera visto un cortometraje, y luego se dio de bruces con las opiniones de los especialistas que aseguraban que era una cinta carente de ritmo, artificiosa y plana. Pero ya empieza la película, y ahí está la presencia del gran Eastwood, y su narración sin artificios -dicen, pero lo que uno ve es todo muy artificial: la consabida grandeza poética de los perdedores, la lírica gastada de las desgracias, el canto de los derrotados con el que triunfan y se saben hacer millonarios tantos creadores-.
En fin, la chica protagonista lo tiene claro: quiere salir de su contundente pobreza, de su vida que no es vida, a base de golpes, en el gimnasio se siente alguien, que es lo que todos queremos llegar a ser, alguien, separarnos de la masa anónima en la que no hay nombres propios sino el mero ruido de la existencia.Y aunque el duro hombre de gimnasio no está para sentimentalismos, es un sentimental, como siempre Eastwood, un sentimental duro, claro, cuyo sentimentalismo se exacerba siempre en ayudas de cámara, en este caso el personaje interpretado por Morgan Freeman, otro gran derrotado que hace aforismos como quien se ata los zapatos, y es tan sabio que sus silencios resultan elocuentes -entre otras cosas porque el espectador ha sido preparado para que sepa lo que piensa-.
Ese personaje conduce la película con una voz en off, pero la película narra momentos en los que esa voz no pudo estar presente, así que se barajan el narrador omnisciente y la primera persona de un personaje marginal que cuenta la historia de modo escorado.Vale, eso en las novelas pocas veces lo permitimos, nos parece que hay una fullería compositiva ahí, pero en cine parece que da igual, que nadie le pide cuentas al narrador acerca de la verosimilitud de su presencia.
Tampoco le han pedido cuentas a Eastwood por la absoluta inverosimilitud de las escenas pugilísticas: es difícil rodar un combate de boxeo de ficción, todo el mundo lo sabe, tenemos el claro ejemplo de Rocky para comparar, es el punto más cómico y exacerbado del boxeo en ficción. Pero cualquiera que sepa un poco de boxeo reparará en que es del todo inverosímil el combate en el que acontece el desgraciado accidente que dejará inválida a la protagonista.No hay en el mundo un solo árbitro, ni siquiera el calvo ese que dio por válido un funesto gol claramente ilegal del Chelsea contra el Barcelona, que no hubiera descalificado a la boxeadora alemana por golpear en el suelo y ante sus mismas narices a su contrincante.
En cuanto al momento del accidente, con esa cámara lenta, esa lluvia de azares que conducen al infierno del peor infortunio, bueno, uno se remueve en la butaca y se dice: lo que nos faltaba para cantar bingo. De veras, en serio, ¿todo ese discurso aparentemente duro y a la vez sentimental -de un sentimentalismo lloroso forrado de aparente dureza- no es de un simplismo pornográfico? ¿Hay de veras reflexión en la película acerca de la eutanasia? ¿No es la película uno de esos plausibles telefilmes de sobremesa dominical que uno acepta ver porque no quiere quedarse dormido?
Lo preocupante es que a ese sentimentalismo que si no es barato es porque cuesta y produce un montón de dólares, se le conceda tan fácilmente cobertura intelectual, se le aplauda en todas partes con una no sé si inocente contundencia en los halagos.Por supuesto el narrador sabe que juega con los espectadores, le ofrece lo que toda la vida de Dios ha conmovido a la mayoría de ellos, extraordinarias historias desgraciadas y un poco tremendas en las que hay siempre alguien, el que más sufre, el héroe verdadero, consumido por la insatisfacción y a la vez conformista y veterano (que en este caso lee a Yeats), que al final desaparece, como el pistolero heroico de los western de antaño que terminaba dejando una estela de polvo del desierto a lomos de su caballo blanco rumbo a un horizonte interminable.
Ahora bien, ¿no es obligación del espectador defenderse de lo que no es más que un artificio construido con evidente virtuosismo que, con la excusa de levantar una ola de emoción natural, se conforma con ser premiado con suscitar pena? Obra maestra de ese sentimentalismo exacerbado, ese llevar al límite -hasta alcanzar la gloriosa meta de la cursilería- es Bailar en la oscuridad de Lars Von Triers. Eastwood desde luego no es tan afectado en Million dolar baby, pero va por ahí.
La película, finalmente, puede que sea una obra maestra, no digo que no, no lo discuto: una obra maestra del sentimentalismo y la edulcoración, disfrazada, como digo, de dureza. Vale, hemos asistido a una gran desgracia ajena, a una página de sucesos que miramos a la hora del desayuno y comentamos con un: «joder, qué mala suerte». Pero ¿dónde está esa reflexión olímpica de la que hablan los especialistas? ¿Dónde está esa tinta inolvidable y convincente que engrandece el alma humana o la deja hecha unos zorros, de manera que al salir del cine uno no sabe si está pisando la acera o un campo de minas? ¿Dónde está aquí la lección narrativa de Clint Eastwood, lección que supo dar, sin duda, en Sin perdón y Mystic River, pero que aquí se deja llevar por la seguridad de que la emoción la garantiza el hecho de que las desgracias excesivas son una fuente inagotable para producir emociones en el espectador y producir, por supuesto, miles y miles de dólares?
Es como aquella pelicula,"Volver",estimado anonimo,esa que cosecho tantos exitos y magnificas criticas en Europa y hollywood: Una obra maestra para guiris.
Nosotros sabemos que no hay nada mas que cliches embutidos en su interior. Nosotros sabemos que es divertido que Almodovar nos haya "vendido" tan bien y por eso no decimos nada. Pero menudo timo, uff. El timo de la historia.
Perdona que David que opine sobre esto al hilo de lo otro aqui pero es que a mi tambien me indigna que subestimen la inteligencia de los espectadores.
No hay duda de que Bonilla escribe muy, muy bien. Pero, como es obvio, esa opinión vale tanto para Million Dolar Baby como para Mar adentro. E incluso para clásicos indiscutibles del cine como Los mejores años de nuestras vidas o La Strada. Comparar Million Dolar Baby con Bailar en la oscuridad (una portentosa gilipollez de inabarcable mal gusto) es, en MI opinión, una enorme muestra de miopía estética.
Lo que levanta a M.D.B. muy por encima de cualquier telefilme barato de madrugada es, precisamente, su ausencia de manipulación y de sensiblería barata. ¿Es sensiblera esa mujer que, después de romperse el cuello, dice: "Vamos en avión, volvemos en coche"? ¿Es sensiblera la escena en que quiere morir tragándose la lengua? ¿Es sensiblero el cura que se acerca a Eastwood y le dice que cuando haga lo que piensa hacer se hundirá más abajo de cualquier lugar de donde nadie pueda rescatarlo, en lugar de amenazarlo con la condenación y el infierno como el cura vegetativo de Mar adentro? ¿Es sensiblera la escena en que le parten la cara a Peligro?
Por esa regla de tres, si cualquier película (u obra de arte) que ahonda en la desgracia ajena es una cursilería y una manipulación sentimental, entonces ¿qué sería del cine? ¿Dónde está la honda reflexión en Fellini o en Bergman? Por esa regla de tres, ¿qué es La Strada sino la historia de una tonta del bote maltratada por un forzudo de circo? ¿Qué es El manantial de la doncella sino el cuento de una niñita rica violada por unos campesinos brutos? A mí ni me va ni me viene.
La diferencia es que Fellini, Bergman y (uno o dos escalones por debajo, sí) Eastwood son artistas. Muestran, no mapipulan. Dejan que el espectador saque sus conclusiones. Aménabar (quince o dieciseis escaleras por debajo) te lo da todo masticadito, pensadito y servido en bandeja.
Perdón, hay veces que el director manipula y el film es una obra de arte. Por ejemplo el acorazado Potemkin en mi modesta opinión. Probablemente estemos hablando de distintas manipulaciones.
Yo opino que ni Amenabar ni Eastwood. Lo mejor de Amenabar su rostro serio cuando habla. Lo mejor de Eastwood la leyenda de la ciudad sin nombre. Dodot.
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