l Tropezando con melones - Blog de David Torres: No me robes que no te oigo

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miércoles, 14 de mayo de 2008

No me robes que no te oigo

Lo bueno de tener una policía como la que mandaba Ginés Jiménez (nuevo avatar de aquel Ginés de Pasamonte cervantino, atrevido ladrón y bellaco que descabalgó a don Quijote a pedradas) es que durante unos años el municipio de Coslada se ahorró los gastos que conllevan la fundación y el sustento de una mafia local. Con una policía así, ¿quién necesita ladrones? Durante años, Coslada estuvo limpia de chorizos (los pobrecillos no podían mantener la competencia en un hábitat superpoblado de predadores) y se convirtió en una reedición de Copland, aquel pueblo a las afueras de Nueva York donde un pobre poli medio zote y bonachón tenía que aguantar las collejas que le metían los maderos residentes, tipos que escupían en la ley y luego se meaban en los parterres con la impunidad flagrante que sólo proporciona la chapa. Harvey Keitel hacía el papel de chulo en Polilandia, De Niro encarnaba a un funcionario de asuntos internos, pero la parte del león se la llevaba un sorprendente Sylvester Stallone que, para colmo de males, aparte de tonto, era sordo perdido.

En Coslada la sordera también estaba a la orden del día. Las malas lenguas (empezando por la de este periódico, que ayer tuvo la desfachatez de publicar las jetas de 25 heroicos funcionarios que en su vida oyeron ni vieron nada) afirman que la Corporación Municipal estaba atacada de sordera colectiva, un caso único en la historia de la medicina. Cuánta injusticia, cuánta incomprensión para el primer organigrama público de nuestra democracia formado íntegramente por discapacitados. Todos y cada uno de estos 25 concejales no sólo tienen las trompas de Eustaquio ligadas con las de Falopio sino que además eran prácticamente los únicos de toda la población que se han enterado del asunto por los periódicos. Ceguera selectiva, y sólo 7 de ellos llevaban gafas.



Hay que felicitar, además, la agudeza de los polis corruptos, quienes, en un alarde de nomenclatura democrática, se denominaban a sí mismos El Bloque. Robaban en bloque, extorsionaban en bloque y apalizaban en bloque, como un solo hombre, y encima tampoco hacían distinciones entre grupos políticos. PSOE, PP, IU: todos miraban para otro lado en bloque, cegatos como topos, sordos como tapias y mudos como el perrito faldero de La Voz de Su Amo. Igualitos que esos monos que se tapan oídos, ojos y boca (no oigas el mal, no veas el mal, no digas el mal): un desfile de lamas tibetanos que iban y venían por las calles de Coslada con los ojos cerrados, ciegos ante las vergüenzas del mundo, sin que nada les distrajera de su santo propósito salvo, tal vez, el ruido de la campanilla de Ginés de Pasamonte, enésimo y eterno lazarillo de la picaresca. No hay que olvidar que los lamas, pese a su aspecto pordiosero, viven en templos alicatados de oro puro.


(Publicado originalmente en el suplemento M2 de El Mundo el martes 13 de mayo de 2008)

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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y lo más triste de todo es que el deplorable asunto de Coslada no es más que la punta del iceberg, el coup d'etat, el escaparate donde se muestra al chivo emisario (en lugar de "expiatorio" que diría Pacumbral) como si fuese el borrego que marcha al matadero.

Porque, sin pruebas que lo sustenten pero escuchado de fuentes generalmente bien informadas, me consta al menos otro municipio no muy alejado de la capital en el que se producen situaciones de similar calado. La diferencia con Coslada es que, en está población, la podredumbre estaba institucionalizada al nivel de las más altas esferas. En la que digo yo y sin que sirva de consuelo, al menos no deja de ser más que un apaño de un reducido grupo de policías chuloputas que imponen su ley a puerta de calle y a golpe de amenaza.

Abrazos,
Pedro de Paz

14 de mayo de 2008, 9:26  
Anonymous Anónimo said...

David, al afrontar tu libro, ¿cómo decidiste resolver la pericia narrativa y agudeza a la hora de ver el mundo de tu protagonista?
¿Crees que concuerda con su estrato social y nivel cultural?

Enhorabuena. Es un gran libro.

14 de mayo de 2008, 10:00  
Blogger David Torres said...

Don Pedro, diga el nombre del pecador.

Anónimo, creo que casi todos practicamos una incorrecta correlación entre "estrato cultural" y "sensibilidad", entre "cultura" e "inteligencia". Más de un crítico ha señalado una disonancia entre la extracción social de Esteban y su habilidad como narrador, olvidando la distinción esencial entre autor/narrador/personaje. Esteban es un gañán y habla como un chico de barrio (compruebe sus diálogos), de acuerdo, pero su visión interna, su voz, es otra cosa. Esteban es capaz de atisbar relaciones, sonidos y músicas que, quizá, no sabría cómo expresar y entonces mi labor como narrador consiste en acceder a ese caudal oculto, casi inaccesible, desde una perspectiva más faulkneriana que joyceana. Creo, con Chesterton, que llevamos en nuestro interior tonos y colores mucho más sombríos que los que son capaces de dictar la paleta del lenguaje. Porque, afortunadamente, somos mucho más que lenguaje, aunque sólo con el lenguaje podamos acceder a la realidad en una novela.

14 de mayo de 2008, 11:04  
Anonymous Anónimo said...

Gracias, David.
Me ha gustado mucho la explicación.
Tengo algunas dudas sobre el tema, pero creo que tu postura es totalmente válida.
GRACIAS.

14 de mayo de 2008, 11:51  
Anonymous Anónimo said...

Si teóricamente lo de Coslada está en vías de solución y de cumplimiento de penas para los polis malos, puteros y chuflas, vamos a mirar hacia otro lado, desviemos los tanques y tanquetas de Coslada, y vamos a dirigirnos hacia otros lugares en lo que atañen sucesos de igual gravedad o mayor. A ver si de una puñetera vez se hace un acuerdo de instituciones para curar la carcoma de la democracia, qué tiene lo suyo. Ah, claro no interesa, será...Usted dirá Míster Torres.
Abrazo

14 de mayo de 2008, 14:21  

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