Unos tíos muy serios
Las experiencias en las ferias de ganado literario siempre suelen ser curiosas. Un señor leyó por encima de qué iba mi novela y se plantó durante diez minutos a darme la barrila sobre los juegos (generalmente penosos) que jugábamos entonces. Una señora se acercó y me preguntó cuánto costaba el último de Ruiz Zafón. Un chico al que le daba lástima mi soledad tras el mostrador, me preguntó si me quedaba algún ejemplar del Código Civil. Evidentemente, no sólo no tengo ninguna pinta de escritor sino que los diez años que fui librero en Altair siguen pesando sobre mi cara.
Lo mejor de todo, sin embargo, fueron las risas. Nos pasamos riendo casi un día entero. Begoña me había advertido: 'José Luis es un tío muy serio'. Claro, no como yo, que ni parezco escritor ni parezco nada. Como jefa de prensa, Begoña es muy buena, pero como psicóloga, la verdad, no tiene precio. A mí me gusta la gente que se ríe no sólo con la cara, sino también con el cuello y, a ser posible, con el cuerpo y el alma. José Luis Muñoz es de los que se parten la caja, el pecho y el esternón. Por ejemplo, uno de los enigmas más extraños de Sevilla (tanto que José Luis y yo nos planteamos seriamente escribir una novela al alimón tipo Dan Brown) es que cualquier trayecto en taxi, de cualquier punto a cualquier punto de la ciudad, cuesta exactamente siete euros.
-¿Cuánto es, jefe?
-Siete euros.
-Claro, como siempre.
-Podíamos aprovechar y hacer un viajecito a Córdoba.
Una de las veces en que José Luis y yo nos hinchábamos a no firmar libros mientras batíamos nuestro record de alzada libre, una gitana se acercó para vendernos lotería.
-Compradme un décimo que os traigo la suerte, guapos -dijo.
-Somos altos y rubios, señora. No necesitamos suerte.
(Bueno, yo un poco sí, porque últimamente ligo menos que un gas noble.)
Las risas arreciaron cuando Panadero anunció a la hora de comer que él era abstemio, luego preguntó a la camarera si tenían Tri-Naranjus y, como le dijeron que no (igual que en el anuncio de La Casera) se metió tres cervezas entre pecho y espalda. Durante la comida, se fue pimplando copa tras copa de vino, mientras José Luis se iba haciendo lonchas en su silla. '¿Pero tú no eras abstemio?' Yo creo que fue un error de traducción. Lo que quería decir Panadero, gran erudito de la serie B, es: 'Yo no bebo... más que vino', una traducción libre del Drácula de Stoker. A la hora de las copas, eso sí, no pidió gin-tonic ni ron ni whisky, sino peppermint con batido de chocolate, petición que hizo que el camarero imitara sutilmente a José Luis, descojonándose de risa detrás de la barra. 'Creo que me queda una botella de peppermint por ahí, de los años sesenta' dijo entre espasmos. Cuando Panadero trajo el brebaje verde laboratorio a la mesa, yo recordé, ya nocturno y nostálgico, las gárgaras con Colgate.
En fin, la clásica experiencia literaria.
Etiquetas: Altair, Begoña Minguito, David G. Panadero, david torres, feria del libro, José Luis Muñoz, Sevilla, taxistas
15 Comments:
Bueno, veo a dos autores en una caseta como la que puse yo en Palma hace un año, y dos autores que estuvieron en esa caseta hace un año. La caseta de La Bolsa de Pipas.
David, he empezado tus Niños, la introducción me ha dejado acojonado de lo buena que es. Y el principio de Uno también.
Te vienes a la feria de Palma y te hago firmar de verdad hasta el esguince.
A José Luis y a ti os falla una cosa o dos fundamentales en un escritor que no quiera ser confundido con un vendedor de libros. Pero dejo la solución para un montaje que estoy preparando en mi web. Cuando esté listo os aviso.
Salud.
Mira que no te conozco de nada, y además es la primera vez que entro en tu blog. Pero jamás, había llegado a llorar de risa de la forma que lo he hecho leyendo vuestras aventuras en Sevilla.
Prometo buscar algún libro tuyo. Es más, procuraré leerlo. No te lo tomes a mal, es cosa de mi voluntad, que es ligeramente dispersa.
Pero una cosa no me queda clara...
Si en una feria literaria se engulle cerveza a destajo...¿se lee más en una feria de cerveza?
Tendré que ir a comprobarlo.
Pa que luego hablen de lo sufrida e intimista que es la vida del escritor...
Por cierto, ¿estuviste acompañado por BakerMan? ¿Y no te dio miedo?
Abrazos,
Pedro de Paz
PS. Supongo que este año estarás por la Feria del Libro de Madrid, ¿no? Si eso, ya me pasaré a compartir uno de esos duros momentos (juasjuasjuas)
David, tuve el inesperado placer de conocerte en la Feria el viernes por la mañana; inesperado, porque ignoraba tu presencia allí, así que no llevaba conmigo "Niños de tiza", que recientemente había comprado. Lo que hice enseguida fue buscar algún libro tuyo más por las casetas para que lo firmaras, pero con nulo resultado, por lo que, al final, tuve que ir a la librería más cercana para agenciarme cualquiera que tuvieran, y ése fue "El mar en ruinas".
Ya te comenté que me gustó mucho "El gran silencio", me recordó "El largo adiós" (¡ahí queda la comparación!). Espero disfrutar de igual manera con "Niños" y el que compré el viernes.
Querría leer así mismo tu libro de viajes sobre Polonia: la nacionalidad de mi mujer, Monika, y la estancia de ocho años como profesor en Varsovia, hacen que tenga una especial querencia por este país, donde mi experencia docente fue, por desgracia, muchísimo más satisfactoria que la que ahora "intento" realizar.
De nuevo, te repito mi alegría por conocerte personalmente y ¡ánimo con tu oficio de escritor!; también te sigo en las páginas de "El Mundo".
Do widzenia,
Ángel
David, ¿vas a volver a recitar poemas al Bukowski? He buscado el poemario que me dijiste el miércoles pasado -Londres- por las distintas Casas del Libro y FNAC y no lo tienen. Lo tuiveron, pero ya no.
Me quedé con ganas de más, con la poca poesía contemporánea que me gusta...
En cuanto a lo que dices de que últimamente ligas poco... ¿crees que ligarías más ahora si entonces hubieses ganado el Nadal en lugar de quedar finalista?
Qué vida ésta, supongo.
Román, ¿se refiere Vd. a las gafas, verdad?
Gracias, Alex. No recuerdo ahora si lo de Sevilla era una feria del Libro o de cerveza. Tendré que volver a comprobarlo.
Pedro, con Panadero a tu lado no puede sucederte nada malo. Esas espaldas son como el muro de Berlín pero con películas italianas de serie B.
Angelus, gracias por los elogios. Chandler es mi favorito de la novela negra, desde siempre.
Rafael, supongo que volveré al Bukowski algún miércoles aunque no sé si recitaré poemas otra vez. Este miércoles presento el libro de Carlos Salem (alma mater del Bukowski) en la FNAC de Callao a las ocho y no sé si luego pasaré por allí. En cuanto a las chicas no creo que se fijen en ganador o en finalista: son seres mucho más espirituales que nosotros, los hombres.
En el mueble bar de mis padres aún espera, medio oculta, una botella de Peppermint. Ya estaba ahí cuando yo era niño. Aquel verde sospechoso me evocaba de chaval las alegrías etílicas que me esperaban de joven. Hoy, con 38 tacos a la espalda y una hernia de hiato como condecoración por tantas noches ejerciendo ese mismo deporte de levantamiento de jarra o vaso, recuerdo con nostalgia esa vetusta botella de alegre color. Aún sigue ahí, aguardando quién sabe qué, incólume al tiempo y las úlceras, como un icono modesto de la juventud.
Ánimos con "la calle" de Niños de tiza, amigo. Las 80 páginas que llevo leídas apuntan grandes logros.
Ricardo Corazón de Melón
Ayer empecé Niños de tiza. A las 18:00. Cerré el libro con mucho, muchísimo pesar a las 02:30 de la madrugada, tras el episodio de la verbena de las Vistillas y teniendo que madrugar hoy. Hoy tengo un sueño del carajo. Me quedo dormido por los rincones. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que lo leído hasta ayer me generó una envidia insana y lastimera. Por varios motivos. Uno, porque cayó en mis manos un texto que yo mataría por firmar; dos, por la cantidad de sugerentes evocaciones que fui hallando en ese texto maravilloso. Ha retratado usted mi infancia, Sr. Torres, la infancia de un niño de extrarradio. Y lo ha hecho de forma excepcional. Capturando su esencia con precisión de entomólogo. Se nota perfectamente que ambos fuimos niños de barrio.
Y tres, porque escribe usted de cojones, Sr. Torres. Es usted un maestro del fondo y de la forma. Una trama trepidante, redonda y sin fisuras escrita con una prosa precisa, certera, sin adornos melifluos pero acreedora de un inquitante y bello lirismo. Decía en otro comentario que era muy dificil alcanzar la altura de El gran silencio. He de admitir que me equivocaba. Y eso me conduce, como si de un círculo vicioso se tratase, a la envidia antes mencionada.
Por lo arriba expuesto, por todo ello, yo lo maldigo, Sr. Torres.
Abrazos,
Pedro de Paz
¿Está debidamente contrastado el hecho de que hay fans de Dave Eggers que leen este blog? ¿Es una de ambas circunstancias de obligado cumplimiento para la consecución de la otra? ¿Es normal que un link de promoción de una novela acabe en Youtube? ¿Quién es Dave Eggers? ¿Alguien ha logrado pasar una feria del libro sobrio?
¿No está usted un poco fondón, señor Torres? ¿No es usted Dave Eggers?
Sean cúales sean las respuestas, sólo puedo añadir que me lo temía
Towers,
gracias por valorar estas queridas espaldas, en las que tantas películas de Castellari y Mario Bava se han proyectado.
Y mi pregunta es, ¿para cuándo una presentación de Niños de tiza, concierto de Rosendo incluido, en la Casa Encendida?
¿cuánta pasta sacarás de este libro, aproximadamente?
¡¡¡¡Menos betún Pedro de Paz!!!!
Torres escribe muy bien, pero... en fin...
¡Qué apología del almíbar!
¡Qué kevinarnoldismo galopante!
¡Se venden píldoras doradas!
¡Se compran críticas justificadas!
Leeremos el libro, al parecer cargado de estereotipos (tipos que sobreviven en las orejas de la gran ciudad).
Saludos a todos, tocayos y no tanto.
Me temo, anónimo, que comete usted dos serios errores. El primero, presumir en mis opiniones de una pátina de jabón, de betún o de empalagoso almíbar cuando lo expuesto en mi anterior comentario era absolutamente sincero y real en lo que mí concierne. No suelo casarme ni con mi padre y mis pendencias en otros foros y blogs son legendarias precisamente por mantener, sostener y no enmendar, contra viento y marea, lo que realmente pienso, tanto cuando algo me gusta como cuando no (como sucede ahora mismo). El segundo error es que presume cargantes estereotipos poblando la novela cuando dos palabras atrás confiesa no haber tenido ocasión de leer el libro.
Es decir, que peca usted de presunción. ¿Cómo se le llama a eso? ¿Presuntuoso?
Saludos,
Pedro de Paz
David, es un desparrame tu post de la Feria del Libro sevillana. Hace una semana compartimos en Málaga Champán y sapos. Espero que lo volvamos a repetir pronto.
Un fuerte abrazo,
Agustín
www.agustinrivera.com
Amigo Ricardo, el mueble bar de nuestros padres era como el sagrario de la misa: tentador y prohibido.
Don Pedro, yo también lo quiero.
Ir a la Casa Encendida, Panadero? ¿Estás seguro que cabes? ¿Nos compramos un chandal y gafas de pasta?
Sr. Anónimo, aproximadamente no sé, de momento he sacado 9 kilos del premio.
Anónimo tocayo, si hay estereotipos en una novela, entonces es un fracaso de pleno.
Agustín, lo pasé fenomenal en Málaga. Gracias a ti. Ojalá lo podamos repetir pronto.
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