l Tropezando con melones - Blog de David Torres: Gordos del mundo, uníos

David Torres, escritor, guionista y columnista

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viernes, 11 de abril de 2008

Gordos del mundo, uníos

Ante las masivas muestras de escepticismo acerca de la gordura cuántica expuesta en la entrada anterior, aquí está la prueba definitiva. Fue obtenida en el acelerador de partículas de la universidad de Heidelberg. La partícula que avanza por el corredor central soy yo y puede verse cómo el efecto de la teoría de la relatividad de Einstein cumple a la perfección el axioma inspirado en una jarcha del siglo IX:






'Flaca me era yo,
diome el sol
y ya soy obesa'


Entre las partículas del fondo puede verse a los imputados Urceloy y Muñoz, a mi amigo Javier Ortega, y a Rafael Reig antes de que intentara disimular los michelines detrás de una capa de neutrones con forma de bigote

A continuación reproduzco un documento (publicado en El Mundo en verano de 2007) con las consecuencias insoslayables de la teoría:

GORDOS DEL MUNDO, UNÍOS


Un alcalde de un pueblo italiano ha decidido fomentar la delgadez: 50 euros por cada 3 kilos perdidos en un mes, más otras primas jugosas para quienes logren mantener la figura. Gianluca Buonanno se mete en camisa de once varas porque cabe y porque las arcas de su municipio deben de estar a rebosar y el hombre no sabe qué hacer con el dinero.

En Italia y en España hemos pasado directamente de la desnutrición a la lorza, de la sopa con cáscaras de naranja al chuletón en vena. Ha sido un cambio demasiado brusco. En la infancia nuestros padres se morían de hambre y en la vejez se mueren de colesterol. Antes ayunaban por la Iglesia y ahora por la Seguridad Social, lo cual es un signo de progreso. Da igual que los médicos les digan que es por su salud, cuando han tardado casi medio siglo en comprender que la salud consiste en cambiar cada año de talla de pantalones.

Muchos de estos gordos felices que en verano vienen a lucir michelines, varados en las playas españolas, tienen los días contados. Ya no es cuestión de que les digan en un consultorio que tienen que ponerse a régimen para adelgazar. Alguien que ha pasado cuarenta años a dieta de lentejas, hostias consagradas y NODO, sabe muy bien que lo de Franco sí que era un régimen. Siguiendo estos sanos principios, el Estado moderno también se preocupa por nuestro bien, por nuestra dieta y por nuestro desarrollo familiar y pulmonar. Nos dan una prima por cada recién nacido, como en los tiempos de Mussolini, nos prohíben fumar, nos aconsejan que dejemos el vino. Quizá alguien piense que el Estado debería ocuparse de cosas más básicas, como, por ejemplo, que los trenes lleguen a su hora o que haya luz cuando hemos pagado el recibo. Pero la Iglesia tradicional y el socialismo de pandereta de Zapatero están echando un pulso por hacerse con un ámbito cada vez mayor de influencia dentro, no sólo de nuestra conciencia sino también de nuestras mandíbulas, nuestro cinturón y nuestra bragueta. Follar no, reproducirse sí.

Buonanno ha inaugurado el tiro al gordo. Hoy son primas, mañana serán multas por traspasar el nivel de grasas. Pronto comer en exceso, fumar en público y beber en porrón serán delitos castigados por la ley. Con un poco de suerte, los buenos restaurantes serán considerados casas de lenocinio y Viridiana tendrá que anunciarse en las páginas de contactos. Los gordos de vocación lo estamos deseando porque un plato de jamón, lo mismo que una señora desnuda, se disfruta más en la penumbra, en el secreto. Siempre he pensado que la vitola de un puro tiene el brillo del pecado, el prestigio de una liga en el muslo.

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6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Recuerdo unas letrillas que marcaron en mi mocedad el terror a la desmesura en la carne propia, mientras deseaba su tersura y rotundidad en la ajena.

"Gordo, gordote
sentado en un bote
Si el bote se hunde
el gordo se funde"

Al final, el protagonista de la novelilla aquella no se quedaba con la princesa de carnes prietas, sino con el mal aliento de un dragón tiñoso. Ah, vana fortuna...

Morgan el Negro

11 de abril de 2008, 20:18  
Anonymous Anónimo said...

"No veo peor desatino
que siga de ministro
el gordo Moratinos"

He ahí donde la gordura se lame los labios con la tontura

11 de abril de 2008, 21:07  
Blogger Rafael Reig said...

Amigo David, yo soy peor, mucho peor que un gordo. Soy un ex-gordo. Un adelgazado. Lo peor. En los noventa perdí unos veinte kilos con una estricta dieta de 800 dólares al mes: lo justo para pagar el alquiler, la botella de Canadian Club y los condones, y subsistir a base de los aperitivos que ponían en los bares.
Un abrazo de melón a melón.
Reig

13 de abril de 2008, 10:12  
Anonymous Anónimo said...

"...la flaca duerme de día, dice que así el hambre engaña..." (Jarabe de Palo)
Me encantaría poder engañar al hambre, pero de momento me es imposible dormir de día. Cuando pueda hacerlo, juro que me calzo mis tacones y me paso la noche bailando y bailando entre plato y plato de jamón, supongo que así engoradaré menos.
De momento me conformo con tener mi armario como un expositor de tienda de tallas "espaciales".

Me gusta tu blog, ah¡ y tú, nunca tropezarás con dos melones como los míos.

THÈ.

13 de abril de 2008, 10:55  
Anonymous Anónimo said...

quise decir que nunca tropezarás con dos melones como lo hago yo.
Como los míos hay miles, así que son muy fáciles de encontrar, tropezar, y agasajar.
THÈ

13 de abril de 2008, 11:02  
Blogger David Torres said...

Morgan, Vd. también se une al club de la lorza, por lo que veo.

Rascanalgas, hay desatinos mayores.

Rafael, quien es gordo de niño, lo es toda la vida. Lo suyo sí que fue una dieta.

THÈ, melones y tacones. Ya me gustaría tropezar, ya.

14 de abril de 2008, 9:30  

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