l Tropezando con melones - Blog de David Torres: Charlton Heston en la tierra prometida

David Torres, escritor, guionista y columnista

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domingo, 6 de abril de 2008

Charlton Heston en la tierra prometida

Ha muerto Charlton Heston y hoy un montón de imbéciles habrán reproducido sus palabras para hacer el chistecito fúnebre: 'Ya podemos quitarle el rifle de las manos'. Muy pocos habrán recordado al hombre que se paseó en las manifestaciones y marchas a favor de los derechos civiles, cuando en los sesenta, en los Estados Unidos, entre las manchas de sangre de Kennedy y de King, ese acto tenía mucho más valor que el de entrar en la casa de un pobre anciano con alzheimer y obligarle a decir cuatro tonterías sobre las armas. Pero, por desgracia, la mayoría va a recordar a Heston por su actuación, involuntaria y patética, en Bowling for Columbine.


Charlton Heston

'A ver quién tiene cojones'


Recordar a uno de los grandes del cine porque un gordo de mierda abusara de su credulidad y sus tontunas de viejo chocho en un documental sobrevalorado es una obscenidad. Es como recordar a John Ford por su costumbre de babear sobre un pañuelo y orinar en público; a Ava Gardner porque se meó, borracha perdida, en las alfombras del Ritz; a Borges porque piropeó a Videla; a Wagner porque coleccionaba batines de seda. Sábato escribió una vez: 'Puedes reírte de un tipo que ha subido a la cumbre del Everest porque no sabe manejar los cubiertos en la mesa, pero ten en cuenta que lo que está en juego ahí es la cumbre del Everest'.

Yo prefiero recordarlo como el último hombre vivo, el único superviviente humano en un planeta maldito que acaba arrastrándose por la orilla del mar, frente a una ciudad despedazada, mientras maldice las guerras y las armas. Prefiero recordarlo como el policía obstinado que da cobijo a un desventurado y anciano Edward G. Robinson en un Nueva York superpoblado donde la gente se alimenta de unas tabletas llamadas Soylent Green cuya composición es el secreto definitivo de la raza humana.

De acuerdo, Charlton Heston, Chuck para los amigos, no era un gran actor. No lo era en el sentido en que valoramos a los actores hoy. Con ese rasero, ni John Wayne, ni Clark Gable, ni Marilyn Monroe, ni Humprey Bogart, eran grandes actores. Como ellos, como todos los grandes iconos del cine clásico, Heston era menos y más que un actor: era un tótem viviente, un lienzo ardiente de ojos esforzados y grandes mandíbulas, una estatua en carne y hueso. Cecil B. De Mille lo fotografió junto al Moisés de Miguel Ángel para demostrar de una vez por todas el parecido de aquella joven estrella con el patriarca bíblico. Con el tiempo, Heston llegaría a incorporar al mismísimo Miguel Ángel en lucha contra la Capilla Sixtina y contra un malévolo papa guerrero, Julio II, encarnado nada menos que por Rex Harrison.

En Horizontes de grandeza, uno de los westerns por excelencia, se peleó toda una noche a hostia limpia contra Gregory Peck y todavía resuena en mi cabeza, revestida del doblaje viril de entonces, su voz mientras se limpiaba la sangre de la boca: 'He de reconocer que tarda usted un infierno en despedirse, señor'. En Sed de mal, se enteró de que Orson Welles sólo estaba contratado como intérprete y removió cielo y tierra para que el gran mago desterrado pudiera hacer su última gran película en Hollywood. En 55 días en Pekín intentó en vano que el productor Samuel Bronston no quemara los magníficos decorados españoles en la traca final de la película, que se los vendiera de saldo para que Orson Welles pudiera usarlas en una película. '¿Qué película?' preguntó el mercachifle. 'Qué más da' respondió Chuck. 'Es Orson'.

En la fiesta de fin de rodaje, Heston salió a la calle y vio a Ava Gardner borracha, toreando coches con su chal en la Castellana. Esa anécdota fue el germen de un relato mío donde un matador fracasado acaba toreando el tráfico en la Glorieta de Atocha. Pero no pude igualar la grandeza de Heston en la última anotación de ese día, mientras veía la belleza inmortal de Ava bajo la luz fugaz de los faros: 'Triste, triste dama'.

Era un caballero de la cabeza a los pies, un hombre de otra época, un auriga invencible al que la enfermedad mordisqueó los últimos años, como una estatua rota a orillas del mar, sin alterar ni un ápice de su gloria.

Las aguas se han abierto, Chuck. Al otro lado espera la tierra prometida.

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17 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Chiste que, por otro lado, se tenía bien merecido.

Fdo, cómo no, uno de los imbéciles.

Javier (sin acritud, pero con rencor: ya te la devolveré).

6 de abril de 2008, 20:05  
Anonymous Anónimo said...

Nadie es perfecto, joder. Heston era el último dinosaurio (con permiso de Paul Newman) de la época en que el cine era CINE. Que en sus últimos años, medio zoombi, blandiera un rifle como el retrasado del pueblo que alzaba el brazo para cantar sonriente el Cara al Sol, no debe despertarnos más que lástima. En la hora de su adiós, lo único que queda en mi memoria es un Heston derrumbado, de rodillas frente a los restos medio sepultados de la estatua de la Libertad. Toda una terrible parábola. Por desgracia, parece un buen epitafio si éste tuviera que ser en imágenes.
Ricardo Corazón de Melón.

6 de abril de 2008, 20:38  
Anonymous Anónimo said...

Venga, Chuck, inténtalo tú, que Moisés no lo consiguió: murió en el monte Nevo y sólo pudo ver la tierra que mana leche y miel. ¿Será porque en la tierra prometida, a diferencia de en los Estados Unidos, que hace mucho tiempo que dejo de serlo, no se puede entrar armado?

Tienes razón, David. Michael Moore es, sobre todo, un manipulador y lo de la entrevista a Heston es una vergüenza. Merecía el óscar, sí, pero metido por el culo. Pero Heston dijo eso en la NRA, no a Moore. Dijo: From my cold dead hands, empuñando el rifle.

Y merecerá todos las loas que tú quieras por el pasado y por sus películas (Ben Hur es una de mis películas favoritas), pero por su activismo al frente de la NRA, merece una hostia bien dada. Por lo menos, eso pienso yo.

Yo estuve en Las Vegas en una ocasión, en la que el presidente del Partido Libertario de Nevada, no recuerdo el nombre del pavo en cuestión, defendía los DERECHOS CIVILES otorgados por la Constitución americana, entre los que se encuentran, meterle dos tiros al tío que entre en tu jardín. Así. Por las buenas.

Hay que desarmar a la gente, porque es un peligro, porque después, pasa lo que pasa, sobre todo en Estados Unidos. Y esas declaraciones de Heston, no ayudan mucho. Así que, el chistecito que le hemos hecho muchos imbéciles, se lo tiene pero que muy merecido.

Pero, ahora que lo pienso, lo voy a rectificar. ¡Que no le quiten el rifle! ¡Que lo entierren con él! Un arma menos en el mundo.

En lo demás, me da pena su muerte, por supuesto. Descanse en paz.

Javier

6 de abril de 2008, 20:45  
Blogger Rafael said...

Vaya, todo el mundo polemizando sobre lo del rifle... ¿y qué mas da? ¿No puede cualquiera pensar como le de la gana?
Era una imagen chula verlo blandir aquél viejo rifle de la época de la Revolución, decrépito pero con esa voz tan profunda. Al menos estéticamente fue otro regalo de este gran actor.
Descanse, descanse en paz. Seguiré disfrutando con él en "El planeta de los simios" o "Ben-Hur".
"El Cid" no, que es un pestiño.

6 de abril de 2008, 21:30  
Anonymous Anónimo said...

Charlton Heston era un melón, pero también era uno de los grandes actores de la época clásica del cine. No es mejor que Bogart o que el Duque, tampoco hay que pasarse.

Recordar que aunque entre los grandes yanquis está sin duda Paul Newman, aún quedan algunos grandes de esa era: Peter O'Toole y Omar Sharif.

Sea como fuere se agradece que al menos esta noticia lleve la memoria hacia la época en que existía el cine, un arte ya muerto y enterrado y sustituido por una especie de producción de telefilmes recombinantes y superado sin duda por el mundo del comic y los videojuegos, que no en vano comienzan a llenar de contenido también a las grandes pantallas.

6 de abril de 2008, 21:41  
Blogger Loren said...

Eso seguro, la mayoría de la gente se quedará con el Heston del documental del mediocres y cínico Michael Moore, pero en nuestra retina cinéfila permanecerán las actuaciones de las pelis que has mencionado.
Ya sabes que Orson Welles no lo quería ni harto de vino para su magnífica Sed de Mal.

Un abrazo compañero.
P.D. Gran momento el de anoche: plaza Santa Ana, Albariño y charla cinéfila. Hay que repetirlo.

6 de abril de 2008, 21:50  
Anonymous Anónimo said...

Charlton Heston murió hace un buen porrón de años, probablemente cuando en la tele dejaron de emitir pelis buenas a cambio de memeces de saldo. Se murió en silencio, como pudo, que no es poco. Dejó buen recuerdo y basta.

Sobre el ancianito patético que acaba de palmar sólo se puede decir eso, que estaba chocho, desmemoriado y triste. Que daba pena y lástima, y que las cosas que a menudo dicen los viejos en ese estado son para eso, para dar lástima y su tanto de penita. Y para que nos acrdemos de los miles de ancianitos que como él se van desmigando a nuestro lado, día a día, sin haber tenido la suerte del padre de mi amigo Jesús Cieza que a sus ochenta y tantos y hasta que se nos murió sólo recordaba, cuando una chispa de lucidez le alteraba la desmemoria, haber sido extra en Espartaco.
=Yo soy el esclavo que va con la niña al hombro,y lleva de la mano a un niño, y sonreímos todos"

Cuatrocaballitosblancos García.

7 de abril de 2008, 1:31  
Anonymous Anónimo said...

Voto a sanés, compadres. ¡Cuántos remilgos los de estas gentes por unos arcabuces de medio pelo!! Ah, malos tiempos son éstos para las épicas y el honor, cuando domina el pensamiento modoso y chikiliquatre.

Y qué empecinamiento con hacer del rifle el símbolo abyecto de la derechona. Como si la izquierda no hubiera hecho jamás uso de las armas para hacerles cosquillas a los burguesotes, desde Saigón hasta San Petersburgo.

Me quedo con el Heston de Juda Ben-Hur, sin duda, sin rifles, pero con la gladius en la mano.

Salud

Morgan el Negro

7 de abril de 2008, 1:36  
Anonymous Anónimo said...

Hola, Lobezno:

Michael Moore es un gilipollas de tres pares de cojones, por Dios. Lo que hizo con Heston en aquel documental era para ponerle de diana, y qué gorda, en alguna barbacoa de la Asociación Nacional del Rifle.

¡BANG!¡BANG!¡BANG!¡BANG!

7 de abril de 2008, 4:34  
Anonymous Anónimo said...

Personalmente me quedo con Benny Hill, no por el tema del rifle sino porque estoy más cerca de esa épica que de la de Heston.
En fin, son gustos.
Por otro lado, qué placer tiene que suponer mearse en la alfombra del Ritz!!!
El gran silencio y El mar en ruinas son dos novelas magníficas. Enhorabuena y gracias.
Eso sí, ya he agotado mi cupo de David Torres. No volveré a leer nada suyo. Hay muchos autores, espero que lo comprenda. Eso sí, lo recomiendo a todos, quizás el mejor escritor español VIVO.
ES MUCHO DECIR, EH!!!

Un saludo,

Un tocayo.

7 de abril de 2008, 9:14  
Anonymous Anónimo said...

Hombre tiene algún pase que se defienda la indentidad de actor de este hombre, pero en tanto en cuanto asumió un rol público en favor de las armas entiendo que cualquiera está en su legítimo derecho de tomar también esa función para criticarle públicamente.

En fin aunque tiene usted razón en parte, también lo otro es importante y fijarse en ello no es ser un melón como insinúan algunos.

Mucha épica y demás pero a ver si se sentirían ustedes cómodos en un país donde cualquiera puede portar una pistola. Las pelis del oeste molan, pero a ver quién de ustedes tendría huevos para irse a un poblado de esos.

7 de abril de 2008, 10:15  
Blogger Marta Rivera said...

De acuerdo contigo, Torres: la irrupción del cabronazo de Moore en la casa de un anciano gagá dice más del supuesto realizador comprometido y valiente que del desdichado de Heston, a quien al llegar la edad provecta le dio por los rifles como a mi tío Vicente le dio por quitar el seis doble del juego del dominó.

7 de abril de 2008, 14:35  
Blogger Nostromo said...

Magneto,
Por cuestiones profesionales he tenido que vivir en algún país en el que salir a la calle ya era toda una odisea y más aún desplazarse en tren o autocar. No estoy a favor de las armas de fuego, pero te aseguro que si hubiera tenido oportunidad de conseguir alguna en alguno de esos trayectos, la habría llevado conmigo.
Sobre el gran Heston me quedo con su gran actuación (yo sí creo que era un gran actor, David) en El Planeta de los Simios. También en Ben-Hur.
En cuanto a lo de Michael Moore, es simplemente un ejemplo de lo que la propaganda, en uno u otro sentido, puede hacer hoy en día.
También es un ejemplo de lo melones que somos a la hora de digerir y aceptar como bueno todo lo que aparece en una pantalla, sea de cine, televisión o de ordenador.

Un abrazo

Nostromo

7 de abril de 2008, 17:13  
Anonymous Anónimo said...

Punto 1: En los Estados Unidos existe una larga tradición en la defensa del derecho de los civiles a poseer armas. Los norteamericanos lucharon por su independencia en buena parte con milicias, y despúes conquistaron el oeste con un revolver al cinto. Es parte de su personalidad como pueblo. No despreciemos a un americano de entrada por ello. Imaginad que pasaría si a un español que defiende los toros un Michael Moore de turno le presentara como siniestro torturador de animales.

Punto 2: La posesión de armas de fuego por parte de civiles es un tema polémico. Todos conocemos las buenas razones que hay para prohibirlas. Yo voy a dar, provocativamente, un argumento a favor. Pensad en este caso: una mujer sufre maltratos, denuncia a su marido, el marido la amenaza, el juez dicta orden de alejamiento, el marido no respeta el alejamiento y hace llamadas telefónicas diciendo "te voy a matar", ella pide protección policial, las autoridades le dicen que, claro, no puede poner un policia todo el día para proteger a cada mujer amenazada. Pues bien, ¿no habría aquí argumentos a favor de que la mujer llevara (previa instrucción correspondiente) un revolver en el bolso?

7 de abril de 2008, 19:14  
Blogger José Almeida said...

Es curioso, está claro que Torres escribe el post como homenaje al actor,al héroe del cine americano, al astronauta Taylor, A Ben Hur, al policía incorruptible de Sed de Mal... ya en vida el hombre fue juzgado por sus actos, para qué acumular rencores retrospectivos, ya está muerto y parafraseando a Ford, quedémonos con la leyenda

Hace unos días tan sólo me sorprendía al ver en la filmoteca a Heston interpretar a un personaje de enorme profundidad, oscuro, acomplejado y profesional. Hablo de Mayor Dundee. Había visto esa película en mi infancia como un western más, pero ahora al revisarla tantos años después, me encontré con una película profunda, compleja; sensible y dura al tiempo. Un pequeña obra maestra de Peckinpah, mutilada en el montaje y en la que Heston renunció a su salario por mantener hasta el final a ese genio medio loco de Peckinpah . Ha sido de las ocasiones donde mejor he visto actuar a Heston, no ser sólo una presencia mítica sino también ser capaz de mostrar las debilidades y las dudas de un ser humano.

Ya está muerto. Al final sólo quedará de él el cine.

7 de abril de 2008, 19:52  
Blogger Major Reisman said...

Buenas

Felicitaciones por el homenaje a Heston

Sobre criticarle por lo que pensaba. Bueno, es igual de estúpido que criticar las actuaciones de Bardem por sus ideas políticas. Personalmente hace tiempo que aprendí a diferenciar entre persona y artista. Con la persona puedes no coincidir, pero al rtista si lo es, lo debes de admirar.

En cuanto a si Heston era un gran actor o no. En mi opinión si lo era. Porque si no lo es, entonces rogaría que alguien me explicase como tiene en su haber el protagonismo de tantas grandes películas consideradas como obras maestras. Y como era capaz de que películas de segunda pudieran ser consideradas como películas de primera simplemente con su solo protagonismo.

Saludos

Saludos

9 de abril de 2008, 13:16  
Blogger David Torres said...

Bien, yo creo que si algo dejó claro el documelontal de Michael Moore (si es que deja claro algo) es que las armas no es el principal problema de la violencia en EE UU. Si no recuerdo mal, mostraba cómo en Cánada había tantas armas o más y no ocurría lo mismo ni por asomo.

En cuanto a lo de que Heston era un gran actor, por supuesto. ¿No lo he comparado con Wayne y con Bogart? Sólo que según los cánones de hoy día, no lo parece. A él le encantaba Shakespeare y se dio el gustazo de interpretar al padre de Hamlet en el bodrio de Kenneth Branagh.

El olvido de Mayor Dundee es imperdonable. No sólo por la complejidad de su actuación sino porque, una vez más, demuestra la generosidad de Chuck a la hora de hacer una película.

Tocayo, tiene Vd. razón: es mucho decir. Gracias por su entusiasmo. De cualquier forma, yo le pediría que no se pierda la próxima novela, NIÑOS DE TIZA, que está al caer, más que nada para reencontrarse con Roberto Esteban, el protagonista de EL GRAN SILENCIO.

La-ruina, estoy completamente de acuerdo contigo, pero mejor ponemos a Moore de culo que la cara es un blanco demasiado fácil. Y feo.

Marta, lo de su tío Vicente es genial.

García, magistral lo de los viejos desmigándose.

Mayor Reisman, a sus órdenes.

9 de abril de 2008, 14:21  

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