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jueves, 8 de mayo de 2008

El marxismo según Groucho

Si ha habido alguna vez un personaje a un puro pegado (aparte de Churchill, claro) ése es Groucho Marx, que lo llevaba casi siempre apagado, pero qué más daba. El puro de Groucho era mucho más que un simple artefacto cilíndrico relleno de tabaco: era una provocación, una insolencia, un eterno signo de exclamación ante las vergüenzas del mundo. Groucho se declaraba a las señoras millonarias con el puro puesto en la boca y luego lo cogía con una mano mientras cruzaba las piernas, se acariciaba la nuca y sonreía mientras sus ojos dulces y guasones bailaban al son de una música extraviada, aleteando en los cielos de la risa.



La inmensa mayoría de los cómicos son tipos tristes, trabajadores del humor a destajo, que nunca descansan en la dura tarea de forjar chistes. Para muchos de ellos, una sonrisa fuera de horas de trabajo supone una propina inadmisible. Groucho no, Groucho salía de las películas para habitar en ese mundo suyo, absurdo y descojonante, donde tres docenas de personas viven en un ropero y lo más parecido a una religión son las carreras de caballos.

Su lengua era casi tan rápida como su cabeza. Una vez, en un programa de televisión, entrevistó a una señora que presumía de tener más de veinte hijos y Groucho le preguntó cómo era posible. 'Es que quiero mucho a mi marido' respondió la amantísima madre. 'Señora', respondió Groucho, implacable y veloz, 'a mí también me gusta mucho mi puro y de vez en cuando me lo saco de la boca'.

Una vez, cuando ya era un anciano, recibió una carta de una niña: 'Por favor, no se muera usted nunca'. No le hizo caso, seguro que por joder. En su epitafio no figura la famosa frase (Perdone que no me levante) sino sólo su nombre, las fechas en las que, gracias a Dios, estuvo entre nosotros, y una estrella de David que subraya su herencia judaica. También pidió que arrojaran el 10% de sus cenizas sobre su agente.

Chico era un estafador, un tipo capaz de venderte tus propios pantalones mientras los llevabas puestos, y Harpo un ángel mudo, un querubín anarquista y salido que saludaba sus erecciones a bocinazos, pero Groucho era el filósofo de la desvergüenza y la alegría, la única versión posible del marxismo. Esta frase muestra la profundidad de su pensamiento: 'Puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje engañar. Es un idiota'.

(Publicado originalmente en el número de mayo de la revista La Boutique del fumador)

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9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Señorita, cásese conmigo y le prometo que nunca más volveré a mirar a otro caballo. (El Gran Groucho)

8 de mayo de 2008, 10:35  
Anonymous Anónimo said...

Muchos de los chistes de los hermanos Marx se basan en un humor verbal, en juegos de palabras. Al traducirlos al español muchos de se pierden y entonces ocurre una cosa muy curiosa, y es que dobladas al castellano las películas de los hermanos Marx son todavía más extravagantes y surrealistas que el original.
Un ejemplo: llegan Harpo y Chico a la puerta de una casa. Chico: "Venga, llama". Y Harpo saca una campana de su gabardina y la toca. Chico: "No hombre, a la puerta". Y harpo le pega a Chico un empujón en el pecho con el dedo. Y uno piensa "vaya chorrada". Pero hete aquí que en inglés sería:
Chico: "Ring the bell"(literalmente 'toca la campana', y claro, harpo saca una campana y la toca). Chico: "Nooo, push the button" (literalmente 'empuja el botón'; y Harpo, efectivamente, empuja el botón -- de la camisa de Chico).

David, vas a tener que aprender inglés de una vez.

8 de mayo de 2008, 16:13  
Anonymous Anónimo said...

Groucho sale a escena y no hay nada ni nadie. Da dos vueltas y al final mira a la cámara. "Aquí tampoco hay nadie" dice. Se calza el puro en la boca, se encoge de hombros y se va.

Terrible. Demoledor. Único.

Silencioserueda García

8 de mayo de 2008, 16:44  
Blogger Luis Amézaga said...

Este es un lugar público y no se puede fumar. Envainaros los puros.

8 de mayo de 2008, 21:24  
Blogger Loren said...

Su hijo Arthur cuenta en un libro que tiene sobre su padre, que le prohibieron bañarse en una playa por ser judío y él contesto: Bueno, no me meteré en el agua, pero mi hijo podrá meterse hasta las rodillas ya que es mitad judio mitad norteamericano.

Un abrazo.

8 de mayo de 2008, 23:17  
Blogger Lorena y Jas said...

De entre las cientos de frases geniales de Groucho, aún recuerdo la primera que escuché, algo simplona para él, pero que me hizo reír a carcajadas cuando tenía 7 u 8 años y me enganchó por siempre a sus películas.
Era algo como:
- Viuda ricachona: Recuerdo cuando era joven...
- Groucho: Bonita época la edad de piedra!
La peli era Lío en los grandes almacenes, grabada de la televisión con el primer VHS qe tuvimos en casa. Por supuesto, la adopté durante un tiempo como apostilla a emplear cada vez que una abuela, tía o similar contaba algo de sus años mozos.
Besos,
Lorena

9 de mayo de 2008, 2:58  
Anonymous Anónimo said...

Estimado señor Amézaga:
Podríamos envainarnos los puros, pero ya sería demasiado vicio.
Atentamente:
Federico López Quedemonios, viandante

9 de mayo de 2008, 9:43  
Blogger David Torres said...

JAJAJAJAJAJA.

Gracias, Federico, ya iba a contestar yo, pero eso sí que es una salida.

Lorena, es que Groucho forma parte de nuestra memoria sentimental.

Loren, el humor judío es insuperable: Groucho y Woody Allen lo demuestran, por no hablar de Karl Marx.

Sr. García, no lo he visto, pero me lo imagino.

Juan, a mí los juegos de palabras me parecen el escalón más bajo del humor. Otro día le explico mi historia de amor con el inglés, pero se parece bastante a una que contaba Gila.

9 de mayo de 2008, 12:37  
Anonymous Anónimo said...

En realidad quien tien gracia es el doblador de Groucho. Y en cuanto a los puros, sí pero con moderación. Un saludo, David.

18 de mayo de 2008, 20:31  

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