Encuentros en la tercera fase
No sé a otros escritores, pero a mí me encanta encontrame con mis lectores cara a cara. Cuando trabajaba en la librería Altair, tenía más posibilidades de hacerlo: ahora tengo que conformarme con las firmas de la Feria del Libro (por cierto, voy el próximo domingo 8 a la caseta de Anaya, por la tarde, y el domingo 15 por la mañana a la caseta de Altair). En la Feria del Libro de Palma, junto a mi amigo Román Piña, tropecé con dos auténticas frikis que merecerían una entrada aparte. Pero lo más extraño que me ha pasado en el mundo éste de la literatura fue el careo que tuve con la gente del Club Social Seco el pasado miércoles.
Yo ya había estado en dos clubs de lectura: uno, hace unos cinco años, por invitación del poeta Alvaro Fierro, en la casa de una de sus amigas, donde estuve acompañado de una pléyade de lectoras jóvenes, educadas y hermosas; y otro, también por motivo de El gran silencio, en Estudio en escarlata, librería especializada en novela negra y de género de donde salí con un buen puñado de nuevos amigos. Nada me había preparado, sin embargo, para lo que me aguardaba en el Club Social Seco, a pesar de que me llevó hasta allí un viejo amigo de la Semana Negra e impenitente lector mío: Enrique Bienzobas.
La sensación que tuve fue más o menos semejante a la que padeció Dalí en su última sesión frente el grupo surrealista, cuando tuvo que explicar sus desviaciones ideológicas. No en vano, en los preliminares alcohólicos, mientras calentábamos vasos y sillas, un anciano proclamó orgullosamente que era estalinista. Luego, tras una introducción sobre mi obra por parte de Enrique, empezó el despellejamiento.

La señora sentada a mi lado dijo que no entendía cómo podía haber pintado una infancia así, plagada de sadismo y crueldad. Niños que pegaban a otros, niños que se burlaban de otros, que abusaban de los débiles. Ella nunca había pasado por esas experiencias y eso que trabajaba en TVE. Algunas voces salieron tímidamente a defenderme. Yo me encogí de hombros. Después de que algunos presentes contaran algunas de las humillaciones sufridas en su niñez, la señora sentada a mi lado añadió que todos los personajes de mi novela eran repugnantes:
-Los hombres son asquerosos, la tía millonaria es horrible, Lola una puta...
-¿Una puta? -pregunté yo-. ¿Se acuesta por dinero?
-Una puta -sentenció con irrebatible autoridad, antes de proseguir la paliza-. Y la madre es tonta perdida.
-¿Tonta? -me defendí débilmente-. Pero si le avisa a Esteban de la que se le viene encima nada más empezar la novela. Y al final...
-Y lo peor de todo -dijo la señora, terminando la exposición de los hechos- es que los dos únicos personajes positivos del libro, los dos buenos... ¡son dos curas!
Abominación. Horror de horrores. Dos curas buenos, a quién se le ocurre. Empecé a comprender dónde me había metido. El que no sabía donde meterse era Enrique, que, sentado a mi izquierda, de vez en cuando salpimentaba unas palabras de ánimo como el buen ladrón en lo alto del Calvario. Desde la cruz, yo lanzaba la mirada al fondo, donde David G. Panadero intentaba llevar la conversación hacia el cuadrilátero de la novela negra, calibrando si sus enormes y cinematográficas espaldas me servirían para escapar del linchamiento. Todo inútil. La señora que estaba al lado de la señora que estaba a mi lado dijo que no se creía nada del personaje de Esteban. Pensé que a lo mejor me hacían devolverles el dinero. Luego añadió que, eso sí, la infancia en el barrio era tal cual la recordaba. Aproveché que dejaban de apretar los tornillos un instante para soltar un chiste:
-¿Sabéis una cosa? Fue una suerte que ninguno de vosotros estuviera en el jurado del premio.
Las risas no aliviaron mucho la tensión. El chaval sentado a la izquierda de Enrique empezó a hablar de política, de toques de queda, de luchas callejeras. Le dije que había escrito el libro, entre otras cosas, porque estaba harto de oír hablar de lucha callejera a toda esa generación cuando Franco se había muerto en la cama. Que nuestra libertad no era fruto de la lucha política sino una simple derrota de la medicina. A los ancianos de la extrema izquierda, que habían estado callados hasta ese momento, se les empezaron a atragantar mis torpes confesiones. El señor sentado a la izquierda del estalinista, que tenía un vago parecido con mi amigo, el escritor Eduardo Chamorro, preguntó si yo había dicho algo contra Castro. Cuando me mofé del Mayo del 68 diciendo que la verdadera lucha, con muertos y con mártires, había estado en Praga, como después estaría en Polonia, el estalinista salió en defensa de las revoluciones pendientes. Yo dije que, visto el resultado, prefería los pendientes a las revoluciones. Mencioné a los grandes carniceros comunistas: Mao, Pol Pot, Hoxha, Ceacescu, Stalin...
-¿Ha dicho algo contra Castro? -preguntó otra vez el clon de Eduardo Chamorro.
-Todavía no -gruñó el otro.
-No, pero vamos, si quieres te digo mi opinión sobre Castro en un momento. Es un dictador y un asesino.
El clon de Chamorro dijo que él no podía seguir allí sentado. Se levantó muy digno y salió por la puerta como si fuera rumbo directo a Sierra Maestra. La señora sentada a mi izquierda me preguntó si yo era creyente. Le dije que no cuando en realidad le tenía que haber dicho: 'A usted qué cojones le importa, señora'. El estalinista me preguntó de dónde había sacado yo la mandanga ésa de los crímenes de Stalin. 'De Robert Conquest', dije aunque también podía haber citado a Kruschov, a la Historia, al sentido común, la invasión de Polonia, el pacto germano-soviético. Mencioné a Kolyma y el hombre creyó que me refería al último helado de Frigo. El estalinista me dijo quién era ese Robert Conquest y yo ya empecé a cabrearme de verdad. Lo comparó con Pio Moa y entonces yo repliqué que nada hay más parecido a un creyente católico que un creyente comunista. Con la diferencia, claro, de que un católico, al menos, cree en Dios, mientras que el comunista, como dijo Chesterton, puede creer cualquier cosa. Incluso en Stalin. Fue inútil porque nada más acabar la comparación, el ferviente estalinista se levantó y salió por la puerta, muy digno, no sin antes decirme que él no podía perder el tiempo discutiendo chorradas. Y mientras lo decía señalaba mi libro: tres años de auténtico trabajo proletario. En ese instante comprendí que el que estaba perdiendo el tiempo, el que sobraba allí, era yo. Me levanté, di las buenas noches, y escoltado por Panadero y Enrique, atolondrado después de la paliza, vapuleado, humillado, infinitamente aliviado, salí a la calle.
Aquella noche soñé que había vuelto al cole.
Etiquetas: David G. Panadero, Eduardo Chamorro, Enrique Bienzobas, Fidel Castro, Franco, literatura, mayo del 68, Robert Conquest, Stalin
41 Comments:
Espero que luego se pudiera tomar unas cañas o un café, o lo que se le antojara, y olvidar rápidamente una tarde tan lamentable. Ya sabrá que ser de izquierdas no le garantiza nada a uno, ni ser de derechas, ni ser del Barça, ni ser de nada de nada, pero leyendo su descripción de los hechos uno acaba por reconcliarse con el escaso, pero valioso, sentido común: el suyo, en este caso.
Probablemente a esa tipa le jodería que hubieras contado la infancia tal como era y no en una utopía comunista con los niños rezogantes, sonrientes y henchidos de revolución, (eso sí, nene, no me discutas porque te apunto el nombre y dentro de diez años te fusilo). Tan sólo hay que ver las fotografías de los (sic) domingueros (sic) revolucionarios del 68 en París, jugando a ser malos antes de volver a sus zaquizamís con la barriga llena y sin que nada les pasase, con las jetas plenas de angustia ante lo que les esperaba de los pobres checos. Que un cabrón en pleno siglo XXI se proclame estalinista sólo puede dar pena y suma vergüenza. Es como cuando Juan Benet, con un güisqui en la mano y la billetera rebosante, dijo la boutade de que el Gulag había merecido la pena sólo por que Soljenitsin hubiera estado allí.
A mí, hace un par de años, también me dijo una dama de alto copete que en mis novelas sólo salían borrachos, rabizas, gorrones, galloferos y miserables mileuristas. "Intentaré reescribir Caperucita-le dije a la doña-, pero pero probablemente termine de cajera en un Alcampo, con el marido borracho y putero y sin poder llegar a fin de mes".
En fin, caro David, has escrito una novela cojonuda y hay peña que no soporta que tengas tus propias opiniones y sobre todo, un sentido del humor inigualable. Los perros ladran, la caravana pasa
Muy cierto, Dan. Muchas gracias.
Anónimo Mijangos, lo has clavado. Y eso que se me olvidó escribir otro de los gloriosos comentarios de la señora que estaba a mi lado:
-Y qué vergüenza cuando Lola defiende al marido que le pega palizas en lugar de escoger a Roberto. Qué vergüenza. Es cierto que una mujer maltratada reacciona así, pero...
La literatura como utopía.
Vale, los únicos personajes buenos son curas...
pero son curas que fuman, o sea, que buenos, buenos, lo que se dice buenos, no son.
A los ínclitos miembros de tan eminente tertulia sólo puedo desearles que continuen con su digievolución y pasen de ser "círculo literario Seco" a "cículo literario Mojama", nombre que, a tenor de lo expuesto, les cuadra más.
Fdo: Estal Inista, chuchero concienciado.
David,
eres un provocador, un soñador y un romántico. ¿A quién se le ocurre dar su opinión libremente e ir con la verdad tan por delante? Sólo a ti, claro. Hazme caso, que nunca me haces caso, un poco de hipocresía y la sinceridad para quien verdaderamente la merece.
Me remito a los clásicos: "Tu instinto te sirve bien, pero esconde tus sentimientos. Son dignos de ti, pero podrían servir al emperador". Obi Guan Que No Vi, más falso que un euro del lehendakari.
Es una discusión completamente inútil. Cuando una persona es ignorante y cerril, lo mejor es ahorrar saliva y sinceridad.
Tendrás toda la razón del mundo, pero, y por eso creo que eres un romántico, ¿cómo pretendes razonar con una persona que se declara estalinista?
Si te das cuenta, no hemos avanzado nada. El Club Seco sigue igual de seco y tú tienes tres lectores menos.
Un abrazo
Javier
Con las personas que son cerriles y dogmáticas no se pueden discutir. Ya lo he comprobado con bastante gente, gente que tiene rencor (sentimiento que yo desconozco) y que son incapaces de ver un poquito más allá. No creo que aquellos con los que te tocó lidiar fueran grandes lectores, sinceramente, la literatura nos abre senderos y nos cura de algunas imbecilidades. Un señor que te pregunta que de dónde te has sacado los crímenes del comunismo, una de dos: os es un perfecto ignorante o es un perfecto bicho.
Un fuerte abrazo.
¿Es cierto o hay ficción en este post?
Estal, le debo una.
Javier, tienes razón, pero a esas alturas ya no se trataba de razonar sino de discutir, de establecer las barricadas. Es como si te dijeran (que hay algunos que lo dicen y hasta lo escriben) que Franco era un santo y que nunca mató a nadie. Yo, desde luego, no me quedo tan pancho.
Loren, yo no sé lo que eran, pero la mayoría de ellos, educados no.
Anónimo, debo reconocer que hay algo de ficción. He exagerado el parecido de mi amigo Eduardo Chamorro con el del castrista cabreado.
Lo curioso, o lo malo en este caso, es que la misma letra no es la misma en función de en manos de quién caiga y qué interpretación se esté por la labor de darle. Hay gente que tiene sesgos y prejuicios tan anclados en el melón que ya no son capaces de entender nada al margen de ellos. Por eso cuando unos ven heroicidad, nobleza y belleza otros ven sadismo, crueldad y abuso de los débiles. En realidad, daba bastante igual lo que hubieras escrito David, la conclusión de los de la banda seca probablemente hubiera sido la misma, creo yo.
Carlota
Aplicando términos taurinos. 6 Toros 6. Ganaderías Los Secos.Faltos de nobleza,ariscos,remolones,despistados,y de falsa mansedumbbre pese a la apariencia, en fin de bravío traicionero.El diestro David Torres el Chavalín de Tiza resultó cogido de leve gravedad en el primero, y se recompuso en el quinto, que curiosamente tras un revolcón en tablas marchó toriles con chulesca dignidad. Extraña faena del Chavalín de Tiza, que en peores plazas habrá toreado.
En fin, es lo que tiene David, un abrazo. Son rasguños sin importancia.
Un Abrazo.
Javier Divisa.-
¿Pero como narices diste a parar a semejate nido de indocumentados? jajajajaja menudas cosas te pasan
Pero con qué gracia has escrito esta entrada, David!
Tú abunda en el costumbrismo, que es lo que mejor se te da. Si casi parece un artículo de Mariano José de Larra!
Acabo de volver a tierras australes desde España (tremenda noche, David, junto a Gema y Javier, je, je, je) y no puedo sino coincidir en la brutal ignorancia que enferma a nuestro país. En todos los ámbitos, pero sobre todo cuando se trata de poner sobre el tapete la política y la historia, y, por ende, la literatura. Fraccionamiento por todas partes, mediocres en el poder, puteros que aspiran al mismo, incultos con hernia cerebral en la prensa, niñatos con sílice y ácido en las venas, progresía y fachería que comparten el mismo vaso tiñoso, mientras se insultan desde mesas contiguas, etc, etc.
Y, sin embargo, quedan románticos como tú, David, niños de tiza que ya pintan canas o muestran cartón. Vivamos, buen amigo, vivamos, pese a todo y pese a todos, antes de que desaparezcan los trazos de nuestra canción.
Nostromo
Carlota, cree Vd. bien.
Javier, pasmosa su crónica taurina. Me he descojonado. El Niño la Tiza se la agradece de verdad.
Desde-Plutón, ya ve. Cosas que me pasan.
Juan, muchas gracias. La realidad es lo que tiene.
Nostromo, yo muestro más cartón que canas. Un abrazo.
!Maldita sea! David, el domingo no puedo ir a la Feria a que me firmes, porque tengo entradas para Igor Yebra (empieza a las 7)..
Porque a las 5 de la tarde aun no estarás, ¿No?
¿Vas a firmar en otro sitio? O quedo un día y me firmas a mi sola?????
Fdo: la que te llamo con tu libro en las rodillas desde un taxi.
En fin, maestro Towers,
quedó evidenciado que los frikis del comunismo tienen poco sentido del humor y pésimo gusto estético. Son previsibles y cansinos.
Yo, por lo menos, ya sé de un club donde no voy a volver...
Saludos desde Vallekas.
"...un anciano proclamó orgullosamente que era estalinista..."
Con esos prolegómenos, mal vamos.
"...La señora sentada a mi lado dijo que no entendía cómo podía haber pintado una infancia así, plagada de sadismo y crueldad. Niños que pegaban a otros, niños que se burlaban de otros, que abusaban de los débiles..."
En efecto. La señora, ni puta idea. ¿Dónde habrá pasado su infancia esta buena mujer?
Si es que te metes en unos fregados. Estoy seguro de que no te acabron agrediendo porque ibas con el armario ropero con las puertas abiertas que supone la estampa de D. David "Maciste" Panadero, que si no...
Abrazos,
Pedro de Paz
Triste.
Muy triste quedé ese desgraciado día, tarde mejor. Yo había creído que el club tenía cierto rigor. Pero comprendí pronto también que el rigor no era como yo pensaba. Antes de seguir diré que el Centro Social Seco, un centro autogestionado por varios colectivos, no es el club de "lectura", que éste es un elemento más, auspiciado por una denominada "Asociación 'Cultural' Bengala" y que no representa al Centro nada más que en lo que a esa asociación corresponde. En el Centro hay gente muy digna que se rompe la cara todos los días en pro de los derechos de los menos favorecidos.
Dicho esto vuelvo a expresar mi sentir, mi dolor por lo que pasó. Vi como las posiciones políticas impiden contemplar la realidad, vi como se compara a un historiador, científicamente riguroso, con un mal publicista como Pío Moa, oí decir que esas noticias, la masacre del bosque de Katyn era cosa de la propaganda burguesa, de los medios burgueses.
Y lo malo no es eso, es que además hacen ostentación de la cazurrearía.
Siento haberte llevado allí, David. Nunca podré comprenderlo. Y también lo siento por David G. Panadero que, ciertamente, intentó en varias ocasiones reconducir la discusión hacia derroteros culturales.
Pêro no, no había casi nada.
David, necesitas UN RIFLE.
¿Los niños son crueles?
Y yo que creía que los moratones eran efectos secundarios del exceso de emotividad en las demostraciones de camaradería...
Pero nunca, señor Torres, nunca, podrá enajenarme el glorioso recuerdo de las barricadas que alzábamos conra el aparato represor aprovechando la hora del recreo en párvulos. Eso sí que era una infancia.
Fdo:Ray-do Loriga, concatenado.
Pero cómo se te ocurre ir a un club llamado Seco, macho! Es como ir a una fiesta del Opus. A un amiguete le pasó, le invitaron, sí, que había muchas tías y eso, pero una vez dentro...
Siempre he sido del parecer de que hay que ir a lecturas, firmas y clubs borracho, como Keroauc, coño. Uno es más ingenioso y le resbala todo.
Una vez fui a dar (sobrio) una lectura de poemas a la biblioteca pública de Piera, cerca de Barcelona. Entre la fauna presente aparecieron una señora que quería leer un poema que había escrito a la muerte de su perro y una tipa posmoderna y fea que nos acusó a los de la tarima de estar endiosados por no sentarnos entre ellos, a ras del suelo. Y encima también nos coló un poema, sobre imposibles folleteos y cantos corales de primavera.
Desde entonces, si no me pagan, no voy ni a la esquina. Y menos si se llaman Seco.
Tu novela, brillante.
Abrazos.
Ricardo Corazón de Melón.
Yo no creo en La Revolución pero sí en los Revolucionarios.
La Comandante Geena del Pelotón de Asalto.
Enhorabuena por la crítica de El cultural.
Ayer estuve en Altair y compré por 6 euros La sangre y el ámbar.
Un abrazo.
Hola David.
Parece que caiste en medio de la película Jurassic Park... Una panda de antediluvianos largando saliva venenosa.
No está hecha la miel para la boca del...
Buen chateo.
Paz.
Tiene usted que cambiar de enemigos. Esos ya están pasados de moda, o no :(
Antes ese tipo de tertulias, con esos tintes, terminaban en la Venta La Rubia... al amanecer y a primera sangre.
Ahora ya no porque se respeta la vida del escritor... lo que a veces parece que no se respeta es el trabajo.
Pero bueno, seguro que al estalinista le hubieses vencido con el florete.
Saludos.
Chica de las rodillas, estoy también el domingo 15 por la mañana en la caseta de Altair.
Panadero, un abrazo. Menos mal que estaba Vd. y su espalda en cinemascope, como dice don Pedro.
Enrique, no pasa nada. Piensa en lo que nos estamos riendo ahora.
Ruina, sí. Charlton Heston tenía razón.
Ray, venga ya.
Ricardo, sí, fue algo similar, pero por desgracia no había perros.
Geena, allá Vd.
Loren, la crítica era buena pero destripaba todo el libro. Es una manía de Basanta.
Paz, sí, esto era Ceacescu Park.
Luis, eso creía yo. Pero duran y duran y duran.
Carlos, quién sabe. Un estalinista no usa florete sino piolet.
Yo no creo que Charlton Heston tuviera razón. Más bien creo que tú posees un rifle poderoso, que desde luego el Heston no tenía, la pluma, cargado de potentes balas, las palabras. Por lo tanto no me parece que te deba animar La-ruina a cargar las armas de otra manera que no sea de la que tú sabes: escribiendo.
Totalmente de acuerdo. Desvela casi todos los elementos de sorpresa. Yo escribí una reseña mucho más breve y concisa para opinar.net. Mientras la publican (últimamente andan muy lentos) la he colgado en mi blog por si quieres echarle un vistazo.
Un abrazo.
Hombre, David: haberle contado la anécdota radiofónica de Esteban a esa mujer que decía que es un personaje increíble.
Por lo demás: gajes del oficio. A esto nos exponemos cuando nos enfretamos a los lectores. La mayoría de las veces es agradable, pero en ocasiones (muy raras, por fortuna) es como si fuéramos una diana con la que algunos se desahogan. Será porque no les gusta el fútbol y no pueden gritarle al árbitro...
¿Entonces resulta que las gafas que me partieron a hostias, las palizas que me pegaron por gordo, las miles de veces que me dejaron apartado de todos los juegos, los trescientos seudónimos absolutamente hirientes que me adjudicaron antes de dedicarme a la literatura,y los otros millones de asuntos que no cuento fueron un sueño, una quimera, un subterfugio de mi imaginación claramente desbordada?
Acabáramos. ¡Qué alivio! Buff. Ya me temía haber salido traumatizado de mi infancia en Carabanchel bajo. Menos mal. Qué consuelo hallar en este mundo gente tan sensata, tan estupenda, tan extra - ordinaria, así, con guión en medio!
Aliviado por fin de mis temores, volveré a dormir.
Cayendodelatapiadecabeza García.
No deberías extrañarte de la imbecilidad y de la ceguera. Hay mucho moralista disfrazado.
Joder, menuda tunda que te dieron, David. Menos mal que está gente se considera a sí misma como personas tolerantes y dialogantes. Enhorabuena por el aguante
Por cierto, ¿contarás algo más sobre las dos frikis de Mallorca? Tengo curiosidad.
saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ahora que ya ando medio de vacaciones, es decir, con tiempo por delante, al fin voy a poder disfrutar de tu literatura.
Entré por 'Cuidado con el perro' y disfruté un huevo. Me impactó tu recitado de 'Londres' en la Complutense, así que seguiré por ahí. Y luego vendrán esta infancia de tiza o aquel relato de tintes homéricos que he estado manoseando y tiene un tacto muy apetecible. Ya veremos.
Y que ladren.
Yo no he leido tu libro y desde luego no lo haré nunca, ya que si todo lo que os interesa de los lugares donde acudis es la belleza de las mujeres y la edad de los contertulios, me lo dejais bastante claro.
Mas te tenian que haber dado...
tengo 44 años, me he criado en vallecas, use gafas que se ponian oscuras con el sol y aparato de dientes, soy gorda (o pre gorda o post gorda) desde la infancia y ademas soy la señora del al lado de la señora que estaba a la derecha del inclito en la reunion de lectura de novela negra del CENTRO SOCIAL SECO.
No se si has sido maltratado en tu infancia pero que te has matado a pajas es mas que evidente, como la de contar una tarde lamentable desde el punto de vista de maltratado por señoras feas y viejos.
Nada de lo que has contado se parece a lo que alli paso:
Nos insultaste con todas las letras y lo que es peor insulto: te llevaste a tu comparsa para ralizara las preguntas inteligentes dando por hecho que alli no iba a haber nivel.
Para mi suerte he visto pasar escritores de Novela Negra por el centro social seco; la pena es que el ultimo fuera mas pajillero que escritor.
Hombre, una de las Secas. Qué bien.
A la anterior: yo no he dicho en ningún momento que las señoras del Club Social Seco fueran feas. Es cierto que lo eran (lo afirma la de más abajo). No sé si Vd. lo es, pero visto su capacidad de lectura puede unirse al Club.
Señora Seco, mis pajas son asunto mío. Las suyas, de Vd. Los insultos fueron todos vuestros, empezando por el primero de llevar a un autor para ponerlo a parir sólo porque no os había gustado el libro. En cuanto a lo que si cuento es mentira o no, preguntadle a Enrique Bienzobas, que estuvo allí, a David G. Panadero, que alucinó en colores, o a Mercedes Castro, otra escritora a la que vapuleasteis como una estera y salió casi llorando de allí. No sé si pajilleros pero sois una panda de tristes pagados con dinero del PP.
Mejor es que no me pregunte nadie. La respuesta es obvia: estaban las espadas afiladas. Y todo porque no encajabas en el "perfil de buen revolucionario". Bellezas o fealdades no es algo que me preocupe -a mi edad, claro-, pero posicionamientos previos si. Y eso es lo que había. Luego la sinrazón se impuso en todas las direcciones. Si bien el primero en recibir insultos fuiste tú: que si tu novela era muy sencilla, que si los personajes eran muy tontos, que si la madre del protagonista era tonta, que si la tía buena era una puta -quizá por ser buena en todos los sentidos e independiente-. Eso, si se piensa, no se puede decir si antes no has escrito al menos el mismo número de paginas que tiene la novela publicada y comentada o, en su defecto, si tienes un reconocimiento explícito y público de escritor que sabes a que te refieres.
También es cierto que a Mercedes no la tratamos todo lo bien que se merece, y ahí entono mi propia culpa -¿se dice "mea culpa"?-, también las espadas habían estado afiladas antes de tiempo. Incluso hubo quien se atrevió a opinar sin leer previamente la novela, como en tu caso.
¿Y qué necesidad había de afilar espadas? Cuando yo fui al Club Social Seco no llevaba ninguna espada. Pienso que la literatura, la escritura y, sobre todo, la lectura, son actos de amor. Un autor que va a una de esas reuniones invitado, presupone que les ha gustado el libro. Tienen todo el derecho del mundo a que no les guste, pero entonces, ¿para qué cojones lo invitan? ¿Para despellejarlo en vivo y en directo? En cuanto a alguien que va a un club de lectura sin leer la novela, ¿qué más se puede pedir?
Un abrazo fuerte, Enrique. ¿Nos vemos en Gijón?
Cierto.
No creo que nos veamos, pues tu vas el primer lunes y estarás hasta el 16 o 17, creo, Panadero y yo vamos el 17 hasta el 20. Pero tal vez nos veamos en la presentación de Prótesis el jueves o, en todo caso, en el Bukowski después.
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